Paysandú, Jueves 23 de Octubre de 2008
Opinion | 16 Oct En 1930, George Benham propuso que las personas con discapacidad visual utilizaran un bastón blanco con extremo inferior rojo para que se les otorgara la prioridad de paso. En 1946, Richard Hoover diseñó el bastón prototipo que se utiliza en la actualidad. En 1980, los representantes de instituciones y organizaciones de todos los países integrantes de la Unión Mundial de Ciegos (UMC), se reunieron en París y establecieron el Día Internacional del Bastón Blanco, que se conmemora cada 15 de octubre. El objetivo es promover el derecho de las personas ciegas a una vida plena e independiente, además de procurar la igualdad de oportunidades y la plena participación de personas con discapacidad. También se busca sensibilizar a la población y autoridades sobre lo poco accesible que son la mayoría de las ciudades. Cualquiera que haya observado a un no vidente con bastón prontamente se dará cuenta que lo usa deslizándolo por el suelo para detectar cualquier obstáculo, escalera o hueco que pudiera interrumpir el paso. Así, quienes no ven pueden llegar a donde quieren ir, ya sea un lugar de trabajo, un centro de estudio, una plaza o un encuentro con amigos. De no ser por ese bastón, los ciegos no tendrían la independencia con que hoy cuentan.
Sin embargo, en Uruguay las ciudades no están hechas contemplando la existencia de discapacidades y, en consecuencia, son poco accesibles.
En Paysandú solo hay rebajes en las veredas del centro, mientras que no todos los edificios públicos y privados de uso público cuentan con rampas de acceso. La ocupación de veredas por cosas que no deben estar ahí (cajones de verdura, motos y bicicletas estacionadas y para la venta, carteles, etcétera) y el mal estado del lugar de circulación peatonal son también un problema. Las veredas rotas y las abertura sin señalizar son objetos peligrosos para quien depende de un bastón como principal método de conocer lo que tiene por delante.
Por múltiples causas, es dificil —aunque no imposible— readecuar lo que ya está hecho desde el punto de vista urbanístico y arquitectónico, pero al menos debería introducirse como norma en las nuevas edificaciones y cuando se realizan reformas. Por otra parte, es imperioso que se controle el cumplimiento de las normas vigentes tales como el decreto que aquí en Paysandú prohíbe la ocupación de veredas.
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