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Paysandú, Sábado 25 de Octubre de 2008

Un fracaso previsible

Opinion | 22 Oct La aplicación de la nueva Ley de Tránsito no está dando, al menos hasta la fecha, los resultados esperados en nuestro departamento.
A más de seis meses desde que se comenzara a exigir el cumplimiento de las nuevas normas de seguridad, la siniestralidad no muestra indicios de disminuir, pese a los esfuerzos de la comuna en controlar una situación que parece salirse de madre.
En nuestra opinión esto se debe a que más allá de las buenas intenciones, la reglamentación impulsada por la flamante Unasev –Unidad Nacional de Seguridad Vial—es una simple imitación de recetas exitosas que se aplican en países donde la realidad es completamente diferente a la nuestra, y no están pensadas para solucionar el grueso de las causales de los siniestros que se registran en nuestras calles.
Si bien incluye algunas normas inobjetables –caso del uso obligatorio de casco en las motos—, otras sin embargo son meras imitaciones que no se ajustan a nuestra problemática, por lo que solo causan molestias a los conductores sin lograr el objetivo de reducir la cantidad y seriedad de los accidentes.
Para ser más precisos, en el Interior la gran masa de siniestros de entidad es protagonizada por ciclomotores, lo que es lógico debido a que son mayoritarios en el tránsito. Si bien no existe en Uruguay un estudio serio de las causales, es evidente que uno de los principales factores es la imprudencia del piloto: excesos de velocidad, alcohol, no respetar las preferencias, cruzar semáforos en rojo, circular y adelantar por cualquier lado de la calzada, sin luces en la noche, frenos en deficientes condiciones a sabiendas del propietario, etcétera. En las vías urbanas de nuestro país, con excepción de Montevideo, que guarda grandes diferencias con el resto de las ciudades, las lesiones graves de automovilistas involucrados en siniestros son cuando menos, poco frecuentes, y generalmente se producen cuando una de las partes circulaba en flagrante exceso de velocidad, lo que es una falta mayor. Ante esto la Unasev responde con la obligatoriedad del cinturón de seguridad –incluso en los pasajeros que viajan en el asiento trasero—y el uso de luces cortas durante las horas de Sol, que si bien pueden dar resultados satisfactorios en un tránsito ordenado, aquí son solo una molestia para los conductores. El problema se resuelve atacando el grueso de las causas reales de los siniestros que ocurren en nuestras calles, y no el 10% hipotético restante o que suceden en otras latitudes.
Esto es, ordenando y educando a los conductores. Lo que hace la Unasev actualmente equivaldría a exigir el sistema ABS –control de bloqueo de frenos— en los automóviles —que sin dudas es una gran ayuda en la ruta y en vías rápidas— para reducir la siniestralidad en nuestras ciudades, desconociendo que este sistema no funciona por debajo de los 45 km/h, e ignorando así que en el Interior urbano casi todos los autos circulan a menos de esa velocidad.


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