HISTORIA: 1877

Locales | 28 Oct Las obras del sanducero Eduardo Gordon presentadas en Paysandú a su retorno de una prolongada estadía en Buenos Aires fueron recibidas con gran beneplácito por el público. Así lo consigna la publicación literaria local «La Floresta Uruguaya» en la siguiente crónica publicada el 4 de noviembre de 1877:
«La Patria»
Anoche fue representado este drama del Señor Gordon. Muy a menudo los actores eran interrumpidos por los aplausos del público; no es de extrañar, porque su ejecución fue muy buena y sus bellísimos versos hablan con voz de fuego al corazón, tanto de los Orientales como de aquellos que, aunque no lo sean, en el fondo de su conciencia levantan altares a la gran causa de la fraternidad y concordia de los pueblos».
«Después de concluida la función, los espectadores en vano aplaudieron vivamente y solicitaron la salida a escena del simpático autor de tan precioso drama, pues, ese señor no se hallaba entonces en el teatro».
«El lujo de la miseria»
«Una ovación inmensa ha tenido el hijo de Paysandú, el autor de ‘El lujo de la miseria’, que puede estar con orgullo satisfecho de la benévola acogida que ha tenido en su vuelta al hogar y de la esplendidez y entusiasmo con que ha sido obsequiado».
«Hubiéramos deseado haber hecho un juicio crítico de esa comedia que con tanto afán se anunciaba su exhibición, y que tanto se ha aplaudido, y sobre la cual tanto se ha hablado, pero, francamente, nos consideramos incompetentes para tomar el escalpelo del crítico y poner la producción del poeta Oriental, sobre la mesa del anfiteatro, haciendo su autopsia esto es, dividiéndola en pedazos, estudiándola por partes, al final de la operación analítica podríamos decir como el vivisector anatómico: este cuerpo contiene tal o cual cosa, esta comedia, como comedia es eso o aquella. La prensa de Buenos Aires y Montevideo ha hecho de ellas grandes elogios ¿Sería nuestro humilde criterio tan autorizado como el de esa prensa representada por altas categorías literarias? No, y es por tal motivo que no seremos nosotros los que tendremos el atrevimiento de presentar un trabajo, superior quizás a nuestras fuerzas».