Deportes | 03 Nov Los abrazos y las lágrimas fueron el lógico común denominador entre todos los que, identificados de una u otra manera con Juventud Unida, disfrutaban desde la cancha o desde la tribuna el primer título de Honor de la institución.
«En esta Liguilla vinieron los goles de juego aéreo, aparecieron también hoy y sirvieron para festejar. Sabemos lo que podemos ganar con pelota aérea y hoy (ayer) volvió a darse. Había que meterla como fuera, porque después de las expulsiones sabíamos que teníamos que ganar de cualquier manera y aprovechar la situación para forzar a los penales», relató emocionado Enrique Aramburo, a la postre héroe de esta historia verdolaga al forzar la definición por penales y marcar el último para que Juventud se quedara con el título. «Estamos en la historia del club, vamos a quedar colgados para siempre en una pared y estoy orgulloso. ¿El penal? El equipo me dio toda la tranquilidad: le pegué con todo y entró», agregó.
«Mirando los planteles los dos equipos eran parejos, pero a Juventud no se lo reconoce tanto porque no tiene historia y viene de abajo. Pero en el futuro va a ser muy grande», apuntó el golero Fabián Galván.
Javier Murieda, por su parte, indicó mientras observaba a sus compañeros festejar que «la meta que buscamos era la Liguilla, porque estaba lejos el campeonato, y la conseguimos. Hoy (ayer) el equipo dejó todo». Mientas Nicolás Barreto aseguraba que «la expulsión de Jorge nos dio más garra para luchar», el técnico Ramón Silvera indicó que tras estar en desventaja pero con dos jugadores más en la cancha «no quedaba otra: era a matar o morir. Sabíamos que los podíamos desequilibrar por arriba, le apedreamos el rancho y llegó ese empate fundamental para ir a la definición por penales, que coronó el trabajo del año».