Opinion | 06 Nov Una consulta realizada en setiembre y octubre a niños y adolescentes reveló que «muchas veces se aburren en clase» (73%), a la vez que reclaman mayor limpieza en los barrios, mientras que una amplia mayoría considera que su familia los escucha y entiende.
La «Consulta Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes Opino y Vale», que se realizó cuando niños y adolescentes de Montevideo e Interior asistieron a centros de salud, invitándolos a participar en el juego Opino y Vale, así como en actividades lúdico recreativas.
Fue organizada por Unicef, el programa Infamilia del Ministerio de Desarrollo Social, el Comité de los Derechos del Niño y la Asociación Nacional de Organizaciones No Gubernamentales.
Según la información publicada por Últimas Noticias, en referencia a la temática educación, particularmente frente a la opción «Muchas veces en clase me aburro», el 17% y el 14,5 % de los niños del área metropolitana e Interior respectivamente se identificaron con la misma. Esta misma opción de respuesta alcanza el 51,4% para los adolescentes del área metropolitana y un 73,7 % para los del Interior.
El estudio indica que la educación les resulta «aburrida pero necesaria»; en tal sentido, sugieren que se utilicen otras técnicas educativas: «Cambiaríamos: la educación tiene que ser más fácil y divertida. Y a la vez aprender más…».
A la vez, los jóvenes afirmaron que sus familias los escuchan y entienden; así lo creyó un 79,1% del área metropolitana y un 73,1% del Interior. En tanto, los niños tienen impresiones similares y se sienten más escuchados en sus casas.
El mundo adulto fácilmente opina, juzga y planifica cosas que atañen a nuestros niños y jóvenes aunque no siempre les brinda los espacios de participación para la opinión, crítica y propuesta. Por eso, será interesante conocer los resultados completos de la consulta que ofrecerá una visión de la infancia y adolescencia desde adentro.
Por otra parte, en una época en que las conformaciones familiares se han alejado aparentemente tanto de la concepción de la familia tradicional y los roles que tradicionalmente a ésta le competían, resulta alentador que nuestros hijos se sientan escuchados. Por último, la puntualización sobre el aburrimiento en clase obliga a pensar por qué ocurre esto y especialmente compromete a los docentes a escuchar la voz de sus alumnos y revisar sus prácticas cotidianas para motivarlos y generar mejores aprendizajes.