Opinion | 20 Nov Desde hace largo tiempo existe en Uruguay el reclamo de que haya talles para todas las complexiones. Sin embargo, lo habitual en el mercado es la masificación de la oferta con ropa para personas extremadamente delgadas. Y esto genera los problemas conocidos, no solo para personas con obesidad sino también para otras que se encuentran dentro de los límites del peso normal para su edad, pero a la hora de pasar de la vidriera a las perchas se encuentran con confecciones para un estereotipo muchas veces bastante distante de la realidad.
Ahora, la Cámara de Diputados acaba de aprobar una ley de talles que obliga a las tiendas de ropa a tener o conseguir en breve plazo prendas de todas las medidas, iniciativa que reclamaban organizaciones de personas que padecen obesidad.
El proyecto busca eliminar las barreras que buena parte de la población encuentra a la hora de comprar ropa y establece que se tengan a disposición los distintos talles, o que la tienda los consiga en un plazo de 15 días a partir de que el cliente lo encarga, sin modificar el precio de la prenda. El texto prevé apercibimientos y multas en caso de que no se cumpla con lo dispuesto.
La ley estaba a estudio desde hace varios años y en su momento la propuesta esperanzó a unos, pero no conformó a otros. Parecería que en este tema está por un lado la población —que en su mayoría ve con buenos ojos la posibilidad de regulación en este tema— y por otro los diseñadores y fabricantes, que argumentan razones comerciales y de mercado.
La verdad es que —aunque pueda parecer superficial— el tema es complejo. Porque toca intereses tanto sociales como comerciales, pero en última instancia resulta buena una ampliación y democratización de la oferta de vestimenta, considerando un viejo reclamo de gran parte de la población.
Sin embargo, en una sociedad en que el mensaje de que el éxito social está vinculado a la extrema delgadez de la mujeres y jovencitas está presente en forma subliminal no solo en las propagandas de televisión sino también en buena parte de las tiendas uruguayas, el hecho de que se comience a encontrar en ellas ropa para todos resulta, por lo menos, alentador.