Paysandú, Viernes 21 de Noviembre de 2008
Locales | 19 Nov La crisis y el
gobierno uruguayo
El martes 11 el diario «El País» decía: «el petróleo West Texas subió ayer un 3,94%, también los granos». En Argentina, el matutino «La Nación» del mismo día decía «El petróleo del tipo West Texas Intermediate (WTI), de referencia en Estados Unidos, para entrega en diciembre se cotizaba en la mañana de hoy en el comercio asiático a 60,56 dólares el barril (159 litros), 1,85 dólares menos que al cierre del mercado el lunes». Mientras el primero vinculaba la información al mercado del día lunes 10, aunque el lector recién tenía acceso el martes, el otro lo hacía al del mismo día.
¿Acaso el día ya no tiene 24 horas? ¿Los husos horarios están pintados? ¿Difícil verdad? Monitorear tres mercados (Asia, Europa y Estados Unidos) en un mismo día resulta una confusión; plasmarlos en los diarios, un problema.
En la medida que la globalización se haga cada día más patética y que nuestro sustento dependa de ella, la vigilia será permanente. Para los uruguayos esto es grave, solíamos vivir tiempos distintos, hoy la crisis los igualó. Las suspensiones de trabajadores demoraron pocos días en producirse; el Estado no sabe qué hacer; retrotraer las tarifas, el precio de los combustibles y los impuestos a los nuevos valores del petróleo y de los bienes muebles e inmuebles implica achicar la caja, justo ahora cuando más la necesita; no hacerlo cuando en el mundo se están depreciando generará una «sequía» tan o más importante que la reforma de Astori.
Este horizonte oscuro exacerba nuestros instintos de supervivencia, la razón fue sustituida por la emotividad; nuestro humor varía con la información; nuestros estados de ánimo con el bolsillo. Sin dudas, este es el tiempo que nos toca vivir y como tal más vale que entendamos que el ayer es historia, que la sumatoria de acontecimientos fortuitos por la cual pasamos hoy, difícilmente se repetirá mañana y que las referencias del pasado son solo eso.
Sería bueno que construyamos el futuro con lo que tenemos, no con lo que teníamos. El primero que debería pegarse un baño de humildad es el gobierno, bajándose al llano y explicándole a la gente que las estadísticas económicas de ayer ya no sirven, que no se puede «edificar» si no tenemos los pies en la tierra, que instaurar en la sociedad una discusión estéril como la de Mujica o Astori es acertada desde el punto de vista del marketing político, pero no deja de ser una burla a la razón.
La gobernabilidad requiere de una agenda donde se prioricen los problemas, no podemos confundir lo urgente con lo importante o lo necesario. Lo urgente, por su propio carácter tiende a convertirse en la primera prioridad, a costa muchas veces de dejar para luego otros asuntos que son importantes. El 28 de junio son las internas, en octubre las generales y en noviembre la probable segunda vuelta ¿Alguien puede pensar que el marketing político puede estar clasificado como urgente?
¿Será que ante tamaña crisis internacional lo mejor es hablar de otra cosa?
Alberto Moroy
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