ING. AGR. JOSÉ ZAMALVIDE

Rurales | 16 Nov Cuando se decide fertilizar se entiende que el aporte natural del suelo no es suficiente. El fertilizante «corrige las diferencias que existe entre la oferta natural del suelo y la demanda del cultivo», un aspecto destacado por el ingeniero agrónomo José Zamalvide en el marco de la jornada promovida en Paysandú por «La Clínica del Suelo».
Por tal motivo, en cada situación de un cultivo «en un determinado suelo, con una historia y un cierto potencial productivo, la determinación de fertilización puede ser distinta a la de este mismo cultivo plantado en otra situación». Son conceptos que a la gente «a veces le cuesta entender y quieren que todos los trigos y soja se fertilicen iguales», precisa el citado profesional.
Para Zamalvide son varias las herramientas para diagnosticar lo que en cada situación «debemos hacer».
Entre las herramientas para apoyar la decisión, «está el análisis de suelo que nos da una idea de lo que es el suelo de apostar por sí mismo; tenemos el análisis de planta o análisis foliar que nos caracteriza la suficiencia de nutriente dentro de una planta, y por otro lado, está lo que denominó «el ojo clínico», que de acuerdo con su impresión, «comparado con un médico puede tener su técnico asesor, y mirando el cultivo puede identificar sintomatologías que están marcando que un determinado nutriente es suficiente».
El uso adecuado de los fertilizantes implica que el técnico asesor «esté utilizando todas estas herramientas para recomendar en cada situación el fertilizante más adecuado».
Consultado sobre si la fertilización a nivel de chacras en nuestro país es la correcta, Zamalvide indicó que en términos generales «yo miro una retrospectiva histórica remontándome a mis primeros trabajos en fertilidad de suelo de unos 40 años atrás, y la mejora ha sido notoria. Los centros de investigaciones han acumulado un enorme volumen de información de experimentos, adecuándose el uso de herramientas del análisis de suelo y análisis foliar, y hoy todos los técnicos asesores logran recomendar mucho más adecuadamente los fertilizantes a utilizar».
Costos
No escapa a este tema la situación económica. «Cuando los fertilizantes suben como sucedió este último año con el fosfato de amonio logrando precios históricos, que del orden de los 400 dólares se fueron a U$S 1.500, los productores por razones económicas analizaron muy bien la rentabilidad que tenía la inversión a realizar».
Explicó que en otros países, también hay otra serie de factores que presionan el uso más adecuado de los fertilizantes como son los temas ambientales. En países donde se utilizan dosis exageradas de fertilizantes, «puede ocasionar una contaminación ambiental».
Decisiones
Entiende que en la actualidad «es impensable que un productor pueda tomar una serie de decisiones tecnológicas que cada vez son más complejas y sofisticadas sin el asesoramiento de un técnico».
Los técnicos en general, y en especial los que trabajan en zonas de cultivos cerealeros y oleaginosos, «siempre han sido muy inquietos y han tratado de contar con la información más reciente para tomar las decisiones más racionales».
Diferencias
La expansión de la agricultura en nuestro país ha llevado a sembrar en zonas hasta ahora impensables. Según Zamalvide «en suelos muy distintos a los tradicionales», Uruguay utilizaba para la producción de cultivos «algo así como una letra L, que cubría el Litoral, desde Paysandú hasta Colonia y en este último departamento a la derecha, que obviamente eran los suelos más fértiles».
Hoy se aprecia agricultura en departamentos como Durazno y Cerro Largo, con suelos que presentan otra fertilidad natural distinta y en donde se debe efectuar un manejo diferencial en la fertilización, muchas veces incluyendo nutrientes que no se utilizaban habitualmente en esa zona, como el potasio».