Opinion | 19 Nov Días pasados referíamos en una opinión a la responsabilidad del agente encargado de la habilitación de conductores en la caótica situación que muestra el tránsito en nuestras calles. Citando algunos ejemplos concretos, decíamos que en primera instancia son esos agentes quienes deberían cerciorarse de que quien obtenga el carné de conductor no represente un riesgo para sus pares una vez al mando de un vehículo en la vía pública, para lo cual no basta con «saber manejar» sino que además hay que tener conocimientos teóricos sobre seguridad vial, manejo defensivo, dominio del rodado, entre un sinfín de etcéteras.
Pero para ser sinceros, ni siquiera imaginábamos la forma en que se están haciendo las cosas en la Dirección de Tránsito de la Intendencia sanducera, hasta que por necesidad de renovar un carné tuvimos la oportunidad de vivirlo en carne propia. La experiencia sirvió para confirmar una vez más, por si hacía falta, que poco o nada importa si el postulante desconoce la totalidad de las normas o si no manejó en diez años y a esta altura no sabe ni cómo tomar el volante, siempre y cuando concurra con su libreta vencida.
Más allá de una extensa charla obligada sobre «manejo defensivo» de más de hora y media y de un examen médico que se limita a verificar que la visión del aspirante sea correcta, no existe ninguna prueba teórico o práctica que compruebe la idoneidad del conductor. Y esto se debe a la incorrecta presunción de que quien renueva el documento tiene los conocimientos necesarios, sin considerar que hace diez años ni siquiera se hablaba de manejo defensivo, por ejemplo. Sería de esperar entonces que tras el sermón obligado se hiciera alguna evaluación de los conocimientos adquiridos, que al menos sirva para comprobar que no se durmió en clase.
Pero al parecer lo único importante es cumplir las formalidades: hacerse de un timbre profesional, pagar por un supuesto «certificado de buena conducta» en Jefatura de Policía, presentar la cédula de identidad y abonar $349 por el trámite.
Así las cosas, podríamos ahorrarnos un valioso tiempo si la Intendencia expidiera los carné a través de Internet —previa visualización de un video sobre curso de manejo defensivo, donde a través de un clic el postulante jure solemnemente que lo miró en su totalidad—, y que se envíe el plástico correspondiente por Correo.