Paysandú, Miércoles 26 de Noviembre de 2008
Locales | 21 Nov Cincuenta kilómetros diarios pautan su agenda de cada jornada. Luis María Merello, que tiene 67 años, trabajó en la zafra de naranjas hasta hace unos ocho años, cuando al quedar sin trabajo decidió dedicarse a la venta de diarios. Consultó con un conocido del sindicato acerca de cuáles eran los lugares donde no había venta y así comenzó probando en un recorrido no urbano.
Intentando ganarle al sol, su extensa jornada comienza cuando el alba está despuntando. Así, a las 5.20 da los primeros pedalazos a su inseparable compañera de ruta: la bicicleta. Es cuando deja los primeros ejemplares. Y poco a poco comienzan a aparecer los clientes que Merello tiene en la ciudad. El primer punto de visita es Sarandí y No. 4, para regresar por Colón hasta Varela, donde deja unos diarios a un muchacho que allí tiene su puesto de venta. Toma entonces por avenida Soriano, Bulevar Artigas hasta el Park Way y posteriormente toma por la ruta nacional 3, hasta la agencia de servicio del paraje La Lata. Entra entonces a la radial a Porvenir y, tras recorrer todo el pueblo, toma hacia Esperanza por la ruta que conecta ambas localidades, para finalmente regresar por ruta 90 a la ciudad.
Llueva, haga frío o calor, no hay adversidad climática que condicione el desafío de encarar con responsabilidad esas extensas jornadas, aunque el canilla confiesa que «mi estación predilecta es el invierno; el verano me mata, porque sufro de baja presión y el sol termina agobiándome». Si bien el vender diarios fue una decisión personal, su familia lo apoya incondicionalmente, entendiendo que es para bien de todos sus integrantes. Para incentivar a los potenciales clientes, Merello utiliza recursos antiguos muy comunes, como anunciar, a viva voz, los titulares de las noticias más destacadas. Afirma que «siempre que hay una noticia interesante para el pueblo la digo fuerte. Claro que, para poder hacerlo, antes de salir al camino hago una rápida lectura del contenido y así puedo saber a quién se lo voy a llevar. Como los conozco a todos, puedo identificar el interés de mis lectores. A veces me ha pasado que algún vecino salga a la ruta a esperarme, para recibir antes su ejemplar».
Merello enfatiza que también hay que tener ciertos cuidados al momento de salir a la ruta, ya que ha sufrido varios accidentes de tránsito, que por suerte no impidieron que continuara con su tarea diaria. «Nunca falté; destartalado y todo, siempre hice el reparto».
Criado por su abuela, trabaja desde muy temprana edad. Recuerda que iba a la escuela y a la salida su tío lo esperaba con ropa apropiada y «me quedaba en el tractor hasta las nueve o diez de la noche».
«Muchas veces me tenían que ir a buscar, porque como no tenía reloj no sabía qué hora era. El trabajar desde siempre me despertó una particular actitud hacia el trabajo».
Casado con Juana René López, son padres de Luis Roberto, María Luisa y Walter Daniel. Finalmente, Merello rescata una de las tantas anécdotas que recurrentemente le toca vivir. Durante su recorrido encuentra mucha cosa en el camino. Últimamente encontró un teléfono celular, que devolvió en las oficinas de Antel Paysandú. Asegura que eso también lo reconforta.
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