Paysandú, Jueves 27 de Noviembre de 2008
Opinion | 25 Nov Hoy se conmemora el Día Internacional de la No Violencia hacia las Mujeres y en todo el país se realizarán distintas acciones para dar visibilidad a esta problemática que durante siglos ha sido considerada un problema de puertas adentro de la familia, violándose sistemáticamente los derechos inherentes a la persona.
Se trata de un tema que, lamentablemente, no pierde actualidad puesto que la violencia doméstica y, específicamente, la violencia contra la mujer se ejerce a diario.
En Paysandú, gracias al empuje de organizaciones sociales y organismos que hace tiempo trabajan el tema, así como la propia voluntad de la gente que asignó recursos del Presupuesto Participativo para crear un centro de atención a víctimas, están comenzándose a brindar las primeras señales de respuesta. Según las cifras del Ministerio del Interior, entre enero y octubre pasado fueron denunciados en nuestra ciudad 299 casos de violencia doméstica, que incluyen desde amenazas, incumplimiento cautelar, maltrato, abuso sexual, omisión de la patria potestad a lesiones físicas. Sin embargo, todos sabemos que estas cifras son nada más que la punta de un iceberg, ya que numerosas familias padecen distintas formas de violencia doméstica sin que medien denuncias.
Además, golpear a una persona no es la única forma de ejercer la violencia. Destruir la autoestima de una persona sistemáticamente mediante críticas, desprecios, abandono o insultos también son formas de violencia. Los golpes al espíritu son mucho más dañinos que los golpes al cuerpo y dejan heridas más profundas. Una persona golpeada en su cuerpo puede mostrar las heridas y recibir ayuda.
Sin embargo, la que es golpeada sistemáticamente en su autoestima no tiene heridas físicas para mostrar y, como este tipo de abuso o violencia doméstica ocurre mayormente en la privacidad del hogar, generalmente pasa desapercibido, a veces durante muchos años y sin que las víctimas reciban la ayuda que tanto necesitan.
Por eso, fortalecer la concientización ciudadana, en particular de las mujeres —que son las que engrosan la estadística de las víctimas— resulta fundamental para romper el círculo del abuso. Hay personas que necesitan entender que la situación en que viven no es normal y también deben saber que están comenzando a darse respuestas, que hay lugares y personas a los cuales acudir en busca de ayuda.
En tanto, los organismos correspondientes deben también tomar acciones que posibiliten una mejor actuación. Paysandú está nece- sitando una Comisaría de la Mujer, un refugio para atención de víctimas y un Juzgado especializado en Violencia Doméstica para actuar en forma eficaz en la lucha contra un flagelo tan antiguo como dañino que, en muchos casos, vive invisible entre nosotros.
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