Nadie es perfecto

Locales | 30 Nov (Por Enrique Julio Sánchez, desde Estados Unidos). Pavo relleno y jamón. Una comida típica del Día de Acción de Gracias en la uruguaya casa de los Marcovich, en el corazón de Randolph. Y en casi todas las casas latinas en Estados Unidos. El último jueves de noviembre se celebra una de las fiestas más importantes en este país, el Día de Acción de Gracias. Como Halloween, una celebración totalmente ajena a la cultura latina. Pero estamos aquí y en buena medida, las costumbres del país penetran en la piel.
Mientras, en Nueva York la cadena de tiendas Macys realizó su anual desfile, presenciado por un millón y medio de personas en vivo, y más de cincuenta millones por televisión, en los hogares, gringos y latinos, el pavo fue el rey de la mesa.
Al día siguiente, millones de personas madrugaron o directamente no durmieron para estar bien temprano en la puertas de las grandes tiendas y centros comerciales, con el objetivo de ahorrar comprando (una buena dicotomía) en el Viernes Negro, como se conoce al día siguiente al de Acción de Gracias. Sostiene la tradición que es el día de las mayores rebajas del año. Por esa causa, millones se levantan bien temprano para  ser de los primeros en comprar y llevarse las mejores ofertas.
La locura fue tal, pese a la crisis económica, que un empleado de Walmart falleció atropellado por una multitud. Y, efectivamente, nada detuvo a los cazadores de precios bajos.
De todas formas, muchas tiendas extienden el plazo de venta especial durante todo el fin de semana, más allá que las mejores ofertas siempre son «hasta agotar existencias», lo que justifica de alguna manera la locura de tantos en busca de la forma de gastar más barato su dinero (locuras del consumismo).
No es, claro está, la única gran oportunidad para comprar. Apenas terminado el Día de Acción de Gracias, comenzó oficialmente la temporada de ventas navideñas, el momento de regalar a familiares y amigos.
Hay crisis, de eso no hay dudas, pero de todas formas, las costumbres —por ahora-- no se abandonan fácilmente. Y muchos aprovechan los primeros días de venta para ponerle freno a la impaciencia compradora.
Los planes de Obama han quedado momentáneamente atrás en la atención pública, porque todo el mundo se dedica al deporte favorito en Estados Unidos: comprar y consumir. Pero en pocos días asumirá el primer hombre negro como presidente de este país donde los esclavos fueron un gran motor de la economía. Se hará historia. Como cada uno de los inmigrantes hace su historia, con más luces, con menos sombras. O viceversa.
Seguramente muchos en el paisito siguen pensando en venirse a Estados Unidos o a algún país europeo en busca de un lugar donde vivir  mejor. Pero mientras eso sucede, otros hacen sus valijas e inician el retorno a Uruguay. Uno de ellos es Fernando Freire, músico compatriota que desde 1992 vivía en Estados Unidos y que un día de 2005 decidió iniciar junto a su familia el regreso, cansado de vivir en una sociedad ajena.
Pero en lugar de tomarse un avión decidió con su familia emprender el viaje por tierra, para conocer paisajes y culturas de Centro y Sudamérica.
Actualmente se encuentra en Ecuador, disfrutando de unos días de descanso. Su historia la cuenta en su sitio web www.fernandofreire.com.
En un buen lugar para conocer los gozos y las sombras de este viaje, por tierra Americana, camino al sur, al viejo y querido sur, al paisito.
Ya habrá tiempo para referirme con más detalles sobre el viaje de la vida que lleva adelante, llenándose los ojos de paisajes americanos, la boca de las diferentes formas del español y de las lenguas indígenas, y los pulmones de ese aire tan fresco y conocido, el aire de un continente que lucha por acallar las rebeliones, por no darle importancia a los líderes que hacen del grito su discurso preferido.
Allí van, rumbo a casa. Llenos de esperanzas, cargados de historias, con magullones pero también con experiencias de vida absolutamente únicas.
Llegar no es lo mas difícil, lo peor es retornar. Ya no habrá pavos, ni vestidos de bruja, ni tantas otras cosas. Fernando Freire eligió irse. Allá va, camino al sur, compartiendo su experiencia con todos.