Opinion | 03 Dic Con el arribo años atrás de la planta de tratamiento bituminoso a la Intendencia de Paysandú, nuestra ciudad vio desaparecer bajo una negra capa de asfalto buena parte de su patrimonio histórico, mientras los funcionarios cubrían las antiguas calles empedradas.
Afortunadamente esta vez «la piqueta fatal del progreso» solo ocultó un trozo de nuestra identidad, por lo que todavía es posible recuperar buena parte del adoquinado en algunas de las calles de principios del siglo XX, aún intacto y quizás hasta mejor conservado gracias a la «moderna» capa de bitumen.
Es por esto que con muy buen tino la actual administración municipal comenzó los trabajos de recuperación del adoquinado en Sarandí entre Dr. de Herrera y 19 de Abril, frente a un paseo tradicional como el Mercado Municipal. De acuerdo a lo manifestado a EL TELEGRAFO por la Dirección de Vialidad, en principio los trabajos serían solo de remoción del asfalto superficial, por lo que se descarta una recuperación a fondo del empedrado. Este plausible emprendimiento podría ser entonces potenciado si se instrumentara un trabajo completo de remoción, limpieza y colocación de los bloques de piedra uno a uno, de forma que finalmente además de lucir como en sus mejores épocas, la superficie quedara pareja y libre de imperfecciones. La decisión inicial de repavimentar sobre el empedrado respondió a la necesidad de cubrir las innumerables imperfecciones producidas por hundimientos en la base, problema que se podría solucionar realizando otra base o «cama», acorde al tránsito que debe soportar en la actualidad.
Muchos países cuidadosos de su patrimonio así lo han hecho y el resultado es un pavimento de muy buena calidad y casi indestructible, por lo que la inversión inicial se recupera con creces con el transcurso de los años.
Como ejemplo basta con visitar la ciudad de Gualeguaychú, en Entre Ríos, donde en algunas arterias incluso se eliminó el cordón cuneta, sustituyéndolo por suaves canaletas para escurrir el agua e integrando las veredas al usar para su construcción el mismo material que en la calzada.
Todo esto se completa con una iluminación acorde al estilo, así como con clásicos bancos ubicados sobre la línea de los árboles del ornato público. Esto mismo se podría realizar en avenida Brasil de nuestra zona portuaria, lo que le daría cierto toque colonial a un barrio que ya de por sí guarda un alto valor histórico. De esta forma potenciaríamos un barrio muy sanducero para transformarlo en una atracción turística invaluable.