Paysandú, Martes 16 de Diciembre de 2008
Locales | 10 Dic En otras oportunidades nos hemos referido a la reelección del Presidente y a su candidato oficial, el Cr. Astori. Pero hay otro que se las trae: Mujica. El amigo de «Tirofijo» Marulanda, el jefe de los guerrilleros de las FARC fallecido hace poco tiempo luego de años de comandar ese grupo faccioso cuyo péndulo varía entre la guerrilla y las plantaciones que alimentan el narcotráfico. Y de Mujica ... ¿¡qué podemos decir!? De él ya es casi todo conocido a través de las crónicas policiales y políticas. Nuestro agregado es breve.
El Uruguay ha sido víctima de una lenta e incesante mengua del nivel de su enseñanza. Hecho cierto y lamentable que nos hizo ingresar al «sudaquismo», en el cual aunque no nos guste, nos incorporaron los de afuera sin pedirnos consentimiento.
Los alumnos de educación terciaria escriben con faltas de ortografía. Peor, no saben sintaxis. Tienen dificultad para trasmitir un juicio oral concreto en forma sintética. Les cuesta hilvanar un razonamiento lógico o llegar a la abstracción: la prueba es que a la mayoría desde la Secundaria no solo no les gusta la Matemática, la Física y tampoco la Filosofía, especialmente la Lógica y la Metafísica, sino que huyen de ellas. Por eso está saturado de médicos y abogados y faltan ingenieros. A la sombra de ese descenso intelectual al cual se refiriera en general el filósofo Julián Marías, fue creciendo la adoración de las utopías, el fetichismo por la panacea que nos vendría desde lo desconocido. La teoría del cambio... que si le agregamos, «por el cambio mismo», llegamos al materialismo marxista. Esa fue la oferta a las nuevas generaciones. En ese achatamiento que afectó a todos los habitantes, sin distingo de filiación política u opinión independiente, sucedió aquello de que «en el país de los ciegos el tuerto es rey». Se incubó una generación gris, que culturalmente habita la periferia de los valores y los conocimientos. En esa marejada borrascosa que arriaba con todo, se distinguió un tablón a la deriva. Y a él se prendió la mayoría. Y esa es la mayoría que encuentra en Mujica su máximo e indiscutible representante. Tiene el mérito propio de haber surgido parecido a los viejos caudillos orilleros que llenaron las páginas de la política argentina a fines del siglo XIX e inicio del siglo XX, habiendo llegado hasta el nivel que ocupaban los patrones de aquellos caudillos. Para los suyos, un «tótem sagrado»; para los otros, un arquetipo del fruto de esa enseñanza luego de 45 años de iniciado el plano inclinado de la decadencia. La izquierda fue formando su electorado a través del adoctrinamiento militante, realizado ante la mirada estúpida de un centro derecha y derecha flácidos, claudicantes, que dejó desdibujar sus valores y principios, y se apoltronó a dormir sobre viejos laureles. Resumiendo, la oferta frentista de hoy es Mujica, Astori u, otra vez, Vázquez aunque sea inconstitucional. Total, ¡qué le hace una raya más al tigre! Frente a semejante panorama, a los nacionalistas todos, con sentido de Nación, solo nos queda reforzar nuestra lucha para alcanzar tiempos mejores, evitando embestir las restingas a las cuales quieren arrastrarnos los cantos de sirena en medio de la tormenta política.
Edil Ing. Agrim. Ramón Appratto Lorenzo
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