Nadie es perfecto

Locales | 14 Dic (Por Enrique Julio Sánchez, desde Estados Unidos) Pues sí, hay recesión, pero los gringos hacen todo lo posible para que no se note en esta temporada de compras navideñas. Los hogares muestran elaborados sistemas de iluminación festiva, los centros comerciales son visitados por multitudes, especialmente los fines de semana,  y la forma de pago más habitual, de acuerdo a mi experiencia como cajero, parece ser la tarjeta de crédito.
El domingo pasado, en nueve horas «de infierno» en diferentes cajas de Target, registré cientos de ventas, varias de ellas por más de 800 dólares. Y lo mismo los otros cajeros que, debido a la gran cantidad de clientes, ocupábamos las 17 cajas disponibles.
Aun así, es incontrastable la recesión que se vive. Pero, de todas formas, los regalos rodearán el Árbol de Navidad, aunque habrá más Navidad en casa, pues el sector turístico revela ventas mínimas y, en contraste, ofrece enormes descuentos.
Todo parece indicar que Papá Noel tendrá menos trabajo en encontrar a los niños que se han portado bien este año (que no se olvide que todos llevamos un niño en un rincón del corazón). Solamente deberá deslizarse por las chimeneas de sus respectivas casas.
La «sicología» de comprador que tiene el gringo es muy interesante, especialmente para los ojos latinos. Es habitual escucharlos decir que van de compras en busca de «ahorro». Su intención es comprar «especiales» y «rebajas» que, de acuerdo a su criterio, les permita
ahorrar dinero
Lo que parece no ser de importancia es que en realidad lo que hacen es comprar. Una y otra vez. «Te compré cuatro pares de zapatos, porque siempre usas los mismos», comentó una madre a su hija adolescente en Walmart de Mount Olive, mientras -claro- seguía comprando.
Es sin dudas el deporte nacional, mucho más popular que el fútbol americano (un equipo solo para defender, otro solo para atacar y prácticamente todo controlado desde fuera de la cancha), el béisbol (pégale a la pelota y corre) y por supuesto el hockey sobre hielo (una suerte de lucha libre sobre patines).
Sí, el verdadero deporte nacional es comprar. Los gringos piensan que hacen grandes ahorros comprando este par de jeans en lugar de aquél, este par de championes en vez de aquél otro, y así por el estilo. Pero siguen y siguen. Dale que va, total el dinero plástico «aguanta». Comprar (obviamente más allá de comestibles y otros productos realmente necesarios) es un deporte, es algo que los hace felices o los deja frustrados, depende si pueden «ahorrar» todo lo que esperan o en definitiva terminan gastando más.
Pero todos quieren jugar. Y los centros comerciales se siguen llenando cada fin de semana, con recesión o sin ella. Excusas hay siempre. Esta vez, se trata de la temporada de Navidad.
Después serán las grandes rebajas post navideñas (compre ahora y guarde para la Navidad que viene) y después otra cosa, y otra y otra. No importará el motivo, el asunto será siempre participar, jugar, disfrutar caminando una y otra vez por las mismas tiendas, mirando las mismas cosas, pero siempre con ojos diferentes, con intenciones distintas, con esperanzas de «ahorrar» un poco más.
Navidad. Ya está cerca. Se siente en el corazón, en esa suerte de vacío que se experimenta, porque los afectos están allá lejos y el brazo no es tan largo. Ya llegará alguna en que volveremos a ser uno, abrazados, sintiendo que la paz y el amor que nos une y nos reencontrará es lo más grande que hay. Más que Gardel. Y que Obdulio. Y hasta que «el» Alfredo.
Quienes pasarán Navidad en Uruguay junto a los suyos son Fernando Freire y su familia, que hace un tiempo abandonaron Estados Unidos, conduciendo «La Catalina», una casa rodante que les ha servido de domicilio a lo largo y ancho de las rutas americanas, camino a casa, al lugar donde «ser» tiene verdadero sentido.
Actualmente se encuentra en Santa Cruz, Bolivia, en casa de amigos y luego derechito pa’l paisito, adonde esperan llegar el 20 de diciembre, por el puente General Artigas que sigue uniendo Paysandú con Colón, mal que les pese a los piqueteros. Paysandú será la primera tierra uruguaya que pisarán. Estarán en casa.
Seguramente el mate se disfrutará distinto y probablemente festejen con asado de Casa Blanca y algún buen tinto de Falcone. Y Fernando volverá a entonar las canciones eternamente yoruguas y el «Uruguay nomás» volverá a enronquecer su garganta, igual que siempre, pero tan diferente a la vez.
Las andanzas de esta familia uruguaya se pueden seguir en la página de Internet www. fernandofreire.com. Y las andanzas de este otro uruguayo, sanducero pa’ más datos, en las páginas del diario de siempre, tan joven que dentro de poco cumplirá 100 años.