Opinion | 12 Dic Para quienes vivimos en ciudades y gozamos de un fácil acceso a la energía eléctrica, más allá de lo oneroso que para muchos resulta cubrir mensualmente su costo, es difícil imaginar lo que representa carecer de un servicio tan necesario.
Esta semana, los uruguayos asistimos con beneplácito a la inauguración de obras que llevaron la energía eléctrica a una vasta región arrocera de Artigas. Si bien el impacto principal recaerá sobre 42 productores arroceros del centro del departamento de Artigas, también se beneficiarán empresas que en este mismo departamento se dedican a la extracción de piedras semipreciosas y pequeñas localidades de Salto y Tacuarembó. Ello fue posible gracias a un convenio firmado por UTE, Diprode y la Asociación de Cultivadores de Arroz. Los dos primeros las financiaron, pero posteriormente serán abonadas por los productores arroceros, a través de un cargo fijo y pagos por kilowatt.
Los 42 productores suman 65 servicios y están geográficamente dispersos. La cuenca arrocera del norte (Salto, Tacuarembó, Rivera y Artigas) es más pequeña que la tradicional del este (Treinta y Tres, Cerro Largo, Lavalleja), pero crece a un ritmo importante y recientemente se ha extendido hasta el centro del departamento artiguense. Hasta ahora, el 25% de los sistemas de bombeo para riego de los cultivos de arroz todavía se realizaba en esa zona con gasoil, encareciendo la producción y dejándola fuera de competencia.
La obra significa una inversión de 120 millones de pesos y evidentemente refleja esfuerzo y compromiso por acercar la energía eléctrica a todo el territorio. Desde 1992, el proceso de electrificación rural ha cumplido con la instalación de más de 22.000 kilómetros de tendido eléctrico. Evidentemente, con la llegada de la energía eléctrica se concreta un cambio significativo en el confort de los habitantes de la campaña y se abre un abanico importante de potencialidades productivas.
Si bien se puede comprender que llevar energía eléctrica a parajes aislados representa una inversión financiera difícil de recuperar, la atención del medio rural:, que aporta su trabajo a la producción nacional, amerita el esfuerzo.