Paysandú, Sábado 20 de Diciembre de 2008

Entre el candidato “oficial” y las internas

Opinion | 16 Dic
A partir del congreso del fin de semana del Frente Amplio se abre un escenario nuevo para la coalición de izquierdas, que como nunca en este caso ha marcado que efectivamente estamos hablando de “izquierdas” y no de la izquierda genérica, teniendo en cuenta que mucho más que de matices, estamos ante concepciones diferentes en el seno del conglomerado que hasta ahora había más o menos disimulado la esencia que le dio origen en 1971, a partir de varios partidos con afinidades y grupos de partidos tradicionales que se escindieron sectorial o personalmente de sus troncos partidarios.
Y el primer mensaje que surge inequívocamente de este análisis es que se han terminado los consensos forzados para dar imagen de unidad, y que el 80 por ciento de la estructura del Frente Amplio ha rechazado la postulación de Danilo Astori como precandidato presidencial, por cuanto aún ante la posibilidad de votar a los cinco potenciales precandidatos, la estructura eligió en segundo lugar a Marcos Carámbula y lejanamente, con un 23 por ciento, la opción del ex ministro de Economía y Finanzas, casi empatado con el titular de Industria, Energía y Minería, Daniel Martínez.
Y decíamos que estamos ante un nuevo escenario no porque ahora “se descubra” que hay concepciones claramente enfrentadas en la izquierda, sino que estas diferencias han aflorado al punto de llegar descarnadamente a un rechazo directo a la postulación de Astori y enfrentarse a la decisión del hasta ahora indiscutido líder de la coalición, el presidente Tabaré Vázquez, quien había digitado ante sus seguidores la fórmula presidencial Astori-Mujica, en ese orden.
El desafío del congreso no se ha limitado solo a la definición del candidato presidencial desde el punto de vista electoral, sino que también ha resuelto promover como prioridad replantear el proyecto de ley de despenalización del aborto, vetado por Vázquez, y que causó que éste renunciara como afiliado al Partido Socialista, por lo que la primera interrogante que se nos ocurre es si de alguna forma el mandatario también comunicará que renuncia al congreso, al evaluar el grado de divorcio entre sus convicciones y el parecer de la estructura frenteamplista.
Pero claro, el hecho de que José Mujica haya sido designado candidato “oficial” del congreso del Frente Amplio debe evaluarse en su real magnitud, desde que no necesariamente el congreso refleja el parecer del votante frenteamplista, pues hay un gran componente de militancia, representaciones de comités de base y otras posibilidades que son reflejo de alta participación militante y no del frenteamplista medio, es decir del que es más parecido al votante de los partidos tradicionales, menos proclive a la participación y que no suele intervenir en la “cocina” interna.
Hay además implícito un duro revés para el movimiento “reeleccionista” del presidente Tabaré Vázquez, quien evidentemente está resignando cuotas de poder o liderazgo dentro de la coalición, y la interrogante que se plantea es si el mandatario pedirá a sus seguidores que dejen de pedir firmas para volcarse a respaldar la precanditura de Astori, o si dará vía libre para intentar por fuera de las estructuras una ratificación a su postulación, reforma constitucional mediante.
En todos los casos, el protagonismo se transfiere a los votantes frenteamplistas en las elecciones internas de junio del próximo año, una instancia a la que el Frente Amplio siempre eludió, para llevar su candidato ya definido, desconociendo lo que establece la Constitución.
Es cierto, la interna significa una posibilidad para que la militancia frenteamplista desconozca la voluntad de quienes los representan en el congreso, o la ratifique, naturalmente, y a la vez es una forma de laudar las diferencias dentro de la izquierda, que se han profundizado en el ejercicio del gobierno y que se habían más o menos disimulado actuando en la oposición. Y la alternativa entre Mujica y Astori significa también opciones entre el “continuismo”, en el segundo caso, y seguramente “más izquierda” tradicional en el primero, sin renegar de la gestión llevada adelante por la presente administración, lo que deja abierto a la vez un escenario en el que la ciudadanía tendrá la oportunidad, que no tuvo otras veces, de comparar alternativas y propuestas en la interna de todos los partidos, en igualdad de condiciones, lo que es a la vez una dosis necesaria de más y mejor democracia.


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