Paysandú, Lunes 22 de Diciembre de 2008
Locales | 17 Dic Matar uruguayos...
es un problema legal
Un día se nos garantizó a cada uno de nosotros el derecho a la vida, lo que nos permitió nacer... por lo tanto tenemos el compromiso de proteger a los que van a venir. Derecho a considerar al niño como individuo. Y por ende, su valor intrínseco nos lleva a considerar al niño como sujeto de Derecho. Por lo tanto, el manido proyecto de salud reproductiva es inconstitucional (ver artículo 7, que refiere a ser protegido en el goce de su vida). Pregunto si el Parlamento puede decidir quién y cuándo el uruguayo nace o muere.
Así se viola normativa internacional tal como la Convención Americana sobre Derechos Humanos y Derechos del Niño. No nos confundan con atacar la problemática social y que ese argumento nos dé el derecho a eliminar vidas.
Llamémoslo homicidio de la vida intrauterina, pues son falacias lo de vitalidad o fase de la vida intrauterina. Se cae en el alegato de que una situación social dé el derecho a alguien de asesinar sin pena. Caeríamos en el absurdo de que el hurto o la rapiña, por la misma razón, podrían ser despenalizados. Evidentemente las soluciones de protección a la madre son otras, porque ahí sí las dejamos desvalidas y se van a seguir muriendo igual, por no tener un verdadero acceso a la salud, tema asistencial éste que hasta nuestro presidente tiene claro y fundamentó en su veto.
Herencia cruel del aborto son consecuencias físicas y sicológicas de los actores involucrados; pesada carga económica para la sociedad y el Estado.
Pero vamos a lo sustancial del problema. Lo preciso, como nos formamos en lo científico: al cumplir el ciclo del primer embarazo, el proceso que se gestó en los senos reduce sensiblemente el riesgo de cáncer de mamas. En definitiva, el aborto inducido en un primer embarazo elimina esos efectos protectores --cosa ya estudiada y documentada-- elevando sensiblemente el riesgo de cáncer de mamas, cosa que no ocurre en los abortos espontáneos. Dicho de otra manera, el espontáneo es fruto de un embarazo anormal, mientras que el inducido es la terminación artificial de un embarazo normal o natural. La cuantificación del riesgo en el inducido demuestra en el primer embarazo un aumento inicial del cáncer en un 50%, y múltiples abortos llegan hasta un 400%, pero con el agravante de que es más agresivo, más invasivo y su tratamiento más difícil.
Solamente por mencionar uno, cito el estudio de la doctora Daling, que recolecta 37 estudios de países desarrollados, siendo ella pro-abortista y que concluye: “Mujeres menores de 18 años: riesgo 150% --más de 30 años 110%--, más de 50 años y abortaron una vez en su juventud: 370%”.
Se nombran los estudios del Royal Collage of Obstetrician del Reino Unido, que puso sobre aviso a sus miembros pro-abortistas, que ese vínculo entre los hechos no puede ser ignorado. Se vienen haciendo desde el año 2000 juicios por negligencia médica si no se informa de este riesgo a sus pacientes.
¡Qué más decir! ¿Qué pretende esta ley? ¿Cuidar de 2 muertes o esperar la de 577? ¡Qué más castigo queremos infligir a estas mujeres! Por favor busquemos otras soluciones, pero ésta no. ¿No es ya torturar a nuestras pobres mujeres? Luis Araújo
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