Opinion | 22 Dic Quemar basura es una costumbre muy arraigada en Paysandú y son varios los barrios en que los sanduceros podemos ver las humaredas que provocan quienes deciden prender fuego a pasto seco, bolsas, botellas y otros de tardecita y de noche.
Esta peligrosa práctica, que puede desencadenar incendios, continúa como si nada a pesar de que el recolector recoge la basura, en la mayoría de los casos, tres veces a la semana. Además, la Dirección de Higiene de la Intendencia proporciona un servicio gratuito para la recolección de basura de mayor tamaño, al que se accede con solo llamar y brindar los datos, para que un camión de la comuna recoja lo que el vecino desee desechar. Quizás no sea tan rápido como uno quisiera, pero se cumple y es gratis.
Aún así, son muchos los que insisten en quemar aunque la Dirección Nacional de Bomberos ha advertido, como todos los años, que está prohibido encender fuegos y hacer quemas de cualquier tipo al aire libre en todo el territorio nacional. Y ha reiterado que hacerlo es un delito.
Debemos ser conscientes del peligro que esa práctica implica, especialmente por las temperaturas extremadamente altas y los bajos índices de humedad de este verano que acaba de comenzar. Por si faltara una razón, vale tener presente que la ola de calor está afectando seriamente a Paysandú, donde el sábado se produjo la temperatura máxima nacional.
Al calor y la sequía se suma por estos días otro factor que contribuye a los incendios: el uso de elementos de pirotecnia, muchas veces manipulados por menores incapaces de discernir cuáles lugares son inadecuados para utilizarlos. Es por eso que corresponde a los mayores extremar la prudencia.
Con un promedio de cuatro salidas diarias para combatir principalmente incendios de campo, el Destacamento de Bomberos está en alerta las 24 horas. No obstante, todos deberíamos estarlo y actuar con responsabilidad para evitar daños materiales no solo en nuestra propiedad sino también en las del vecindario, además de reducir el daño ambiental.