Locales | 22 Dic Con 69 años cumplidos, tanto Margina Anís como María Teresa Etchevarría, oriundas de Orgoroso son ejemplo de que todo radica en la voluntad cuando uno persigue un sueño. Y más aún, cuando lo deseado es contar con una vivienda, para disfrutar tranquilamente de los años que quedan.  Habiendo ya formado y criado una familia, más los gratos momentos que restan por disfrutar en compañía de sus hijos y nietos, estas dos mujeres no se dan por vencidas, ante las nuevas pruebas que la vida les pone en sus caminos. Se plantearon construir con  sus propias manos el hogar tan anhelado, y vaya si lo lograron. Felices recibieron el sábado las llaves de su nuevo hogar, en el flamante complejo de unidades habitacionales de Mevir inaugurado esa mañana.
Margina dice que ella no pensaba hacer su propia casa, sola, a su edad, pero empujada por su amiga, María Teresa, poco a poco fue entrando en la algarabía y pensando que talvez sí era posible concretarlo. “El comienzo fue durísimo” dice Margina, quien veía a los demás moverse con bolsas, empujar carretillas y pensaba “a mi edad, ya no estoy para eso”. Pero siempre empujada por su amiga, quien le decía “vamos a hacerlo, podemos juntas”.
María Teresa agrega, embargada de emoción, que “tuvimos que hacer todo solitas, desde las cerchas, colocar alambres, levantar pared y colocar de uno los ladrillos”. Ambas comentan que en pleno invierno se les congelaban los dedos de las manos al trabajar al aire libre, y cuando lograban calentar sus manos se les enfriaban los pies.
Margina declara que muchas veces, cuando María Teresa la pasaba a buscar por su casa para empezar a trabajar, ella daba vueltas en la cama, alegando que estaba muy lindo para dormir. Pero aún remolineando, se levantaba y emprendían el viaje juntas, para hacer realidad sus construcciones.