Opinion | 19 Dic Son cincuenta las familias que esperan la resolución ministerial que los lleve a cumplir el sueño de la casa propia. Días pasados el programa de Compra de Vivienda Usada del Ministerio de Vivienda concretó el sorteo de quienes recibirán el préstamo entre las familias que se incribieron y cumplieron todos los requisitos establecidos.
El avance en el proceso es para celebrar, porque sin lugar a dudas esas familias están un poquito más cerca de concretar lo que es el principal anhelo de la mayoría de los trabajadores. Sin embargo aún resta un largo camino por recorrer y para hacerlo será necesario contar con temple y paciencia. Las familias favorecidas deberán esperar el trámite administrativo que les otorgará el préstamo para la adquisición de la vivienda y luego saldrán al mercado inmobiliario a buscar una vivienda cuyo valor no debe ser superior al máximo del préstamo otorgado -2.000 Unidades Reajustables-, incluyendo el ahorro. Para hallar la vivienda adecuada cuentan con un año de plazo y luego deberán presentarse al estudio del valor de la propiedad y las condiciones de habitabilidad. Recién allí se estaría complentando el proceso y la familia estaría en la puerta de su casa propia.
Las necesidades de vivienda son conocidas por todos y aunque el director nacional de Vivienda asigne a la falta de cultura del ahorro un papel protagónico, lo claro es que los caminos para llegar hasta la meta no permiten un tránsito demasiado fluido. Por otro lado está el tema de la confianza en la institución. No es difícil encontrar ejemplos de personas que tras muchos años de depositar sus esperanzas en el Banco Hipotecario y dar varios pasos han visto alejarse la meta por la eternización del procedimiento o modificaciones en las reglas de juego. Pero, ojalá que esta vez las cosas resulten distintas, que el camino se pueda transitar como se espera y que el año que viene sean 50 las familias que lograron concretar su sueño. Ahora... a buscar.