Locales | 22 Dic MONTEVIDEO (Por Mariela Bello). En materia de mejorar la calidad de nuestros vinos, los productores nacionales cada día sorprenden más en la búsqueda de la excelencia. En este caso se trata del establecimiento vitivinícola La Agrícola Jackson, ubicada cerca de Zonamérica, que junto con pares de ochos países y por iniciativa de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, instaurará sensores meteorológicos de un costo de U$S 2.000, conectados on line con un servidor global.
El sensor registra los datos en forma automática, cada cinco minutos durante tres años, y a partir de ellos se elaboran modelos matemáticos de predicción para mejorar el manejo de los viñedos.
El programa, que se viene implementando desde setiembre del corriente en su primera etapa, releva la temperatura, presión, humedad, dirección del viento y velocidad y temperatura del suelo, en tanto en la segunda etapa se evalúa también su relación con las características de la planta, mediante la colocación de sensores en los tallos.
El proyecto que mide la incidencia del clima tiene como objetivo predecir, con bastante antelación a la cosecha, qué tipo de vino producirán, para luego determinar qué mercados son los más adecuados para ingresar y vender.
La Agrícola Jackson funciona con este nombre desde 2004, cuando fue adquirida por Jacksonville. Desde ese momento se ha tratado de recuperar no solo los viñedos y la producción, sino también la tradición enológica de la zona. Cuenta con 16 hectáreas de viñedos de muy diversas variedades y se han hecho partidas limitadas de vino fino, generalmente destinadas a obsequios en eventos. Los que producen son, entre los más destacados, el Cabernet Sauvignon, el Franc y el Tannat.
No obstante esta característica de la bodega, la ambición de la agrícola va a más y de la mano de un proyecto en el cual están trabajando un grupo de alumnos de la Universidad Católica, para la próxima vendimia prevé producir a mayor escala y exportar a Europa.
JACKSONVILLE
MÁS QUE VIÑEDOS
Jacksonville cuenta con la capilla San José de Manga, íntegramente restaurada y dedicada al culto católico, donde se encuentra la magnífica obra pictórica del maestro italiano Lino Diento, una de las cuales, el Vía Crucis de 14 piezas pintadas sobre chapa, fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2005.
La bodega tiene casi cien años de antigüedad y cuenta con sus magníficas barricas de roble, un pequeño museo y el centro de documentación histórica, así como el área de bodega nueva.