HISTORIA: 1917

Locales | 21 Dic En el año 1917 el “Corresponsal Viajero” ( Miguel A. Baccaro) realiza una completa descripción de parte de la campiña en la crónica publicada por EL TELEGRAFO el martes 3 de julio de ese año, relatando su viaje para cubrir la liquidación de haciendas de la estancia “Los Viraroes”. Dice:

“Aspectos invernales de la campaña.
Impresiones de viaje”
“La tarde se presenta fría. Atravesamos la campiña sanducera tan pintoresca, sobre todo en las cercanías de la ciudad. La locomotora bufa afanosamente arrastrando una cantidad de vagones muy superior a la fuerza que le permite desarrollar la leña que usa en sus calderas. A un lado y otro de la vía se extienden las tierras de labradío que acompañan al viajero hasta cerca de Piedras Coloradas. Extensos tapices verdes recortados por pedazos de tierra negra, geométricamente recuadrados, se muestran a la mirada del viajero. Numerosos caseríos rosados o azules, algunos luciendo aún techados de tejas vidriadas se levantan sobre el suelo. Viñedos en hilera, muestran sus troncos nudosos y retorcidos, que apoyándose como cansados en las hileras de alambre que le sostendrán cuando el fruto empiece a madurar, salen de la tierra en la que asoman, apenas osados algunos brotes verdosos, árboles frutales, desnudos de hojas, recortan las siluetas de sus ramas, que se dibujan nítidas sobre el horizonte. Los paraísos, plantados en abundancia dan una suave nota otoñal, con sus millares de racimos de semillas, de un hermoso color amarillento”.
“Y el paisaje varía a cada rato, encantadoramente. Las ondulaciones se suceden unas a otras, viéndose en todas partes la obra del agricultor que ha ahondado la tierra con el arado. Acude a mi mente la leyenda de aquel labriego a quién se tenía por rico, y que al sentirse morir decía a sus hijos que en la huerta tenía enterrado un tesoro. Estos excavaron una y cien veces en todo sentido, sin que pudieran encontrar su rastro pero el tesoro lo obtuvieron con el rendimiento de la cosecha, abundante como pocas”.