Locales | 21 Dic La sucesión de temporadas veraniegas particularmente cálidas -cambio climático mediante- y las características de la vegetación costera, fundamentalmente oceánica, representan una combinación de factores que hacen de nuestro territorio un sitio de alto riesgo para la proliferación de incendios forestales. Siniestros como los registrados en los últimos quince años en el parque nacional Santa Teresa y en balnearios como La Esmeralda y Jaureguiberry desnudaron las enormes carencias operativas de la Dirección Nacional de Bomberos y obligaron a las autoridades nacionales a profundizar las campañas de prevención y a destinar mayores recursos para la adquisición de equipamiento. En los últimos años, la amenaza de los incendios forestales ya no se circunscribe a las áreas boscosas de la costa Este, sino que a causa del inusitado avance de la industria maderera, también se transformó en un riesgo latente para otros departamentos, entre ellos el nuestro, marcadamente influenciado por el fenómeno de la forestación.
La Prosecretaría de la Presidencia de la República, encabezada por Jorge Vázquez, tiene bajo su égida al Sistema Nacional de Emergencias y en los últimos meses concentra sus esfuerzos en optimizar la coordinación interinstitucional ante situaciones de desastre. Esto incluye la instalación de centros coordinadores departamentales (Cecoed) y una búsqueda de mayor fluidez en el manejo de la información, de modo de evitar la superposición de esfuerzos y la divulgación de datos contradictorios.
Comienzan los vuelos
A finales de 2007, como respuesta a una inquietud planteada por los comités departamentales de emergencia, el Sistema Nacional, en colaboración con varias instituciones como el Ministerio de Defensa y las intendencias municipales, y con el aporte de empresas forestales, comenzó a financiar patrullajes aéreos por las áreas del territorio nacional más expuestas a los incendios forestales.
En diciembre de ese año un Cessna de la Fuerza Aérea Uruguaya, de fabricación americana, fijó su base operativa en el aeropuerto “Tydeo Larre Borges” de nuestra ciudad y ese viernes 28, llevando -además de la tripulación- al director de Servicios Ricardo Mello y al entonces jefe de Bomberos Héctor Machado, sobrevoló por primera vez la zona de Orgoroso, Piedras Coloradas, Quebracho y gran parte de la faja costera del río Uruguay. La evaluación del primer vuelo fue altamente positiva, dado que permitió detectar una quema no autorizada en la zona de Dolores, departamento de Soriano. El comienzo era auspicioso.
Patrullajes 2008-2009
El programa de patrullajes diarios se extendió hasta mediados de marzo. La estadística de la temporada no incluyó incendios de gran magnitud, pero los meses subsiguientes no fueron particularmente alentadores. Uru guay enfrentó un largo período de sequía que se tradujo en esporádicos siniestros que de alguna forma se constituyeron en peligroso antecedente para los meses más cálidos.
Hace pocos días, el Cessna regresó al aeropuerto local y en esta ocasión, al igual que a principios de año, la responsabilidad de sentarse frente a los mandos recayó en el alférez aviador Rodrigo Siqueira, quien permanecerá en Paysandú durante toda la temporada acompañado por un mecánico.
“Yo ingresé a la Escuela de Aeronáutica en el año 2003 y me recibí de alférez aviador en 2006. En 2007 hice el curso de Vuelo Avanzado y desde 2008 que soy piloto de la Escuadrilla de Enlace”, comentó el piloto a EL TELEGRAFO.
Los antecedentes comenzaron a pesar desde los primeros días de noviembre. El comienzo de las cosechas y una temperatura particularmente elevada para la época propiciaron el estallido de varios incendios en establecimientos rurales. Ante este panorama, el 10 de diciembre el Comité Departamental de Emergencias, encabezado por el intendente Julio Pintos, anunció el comienzo de los patrullajes en la zona de los departamentos de Salto, Río Negro y Paysandú.
“También tenemos otro avión de la escuadrilla que está haciendo vuelos desde Durazno hasta Tacuarembó”, comentó Siqueira.
Los vuelos se efectúan durante la tarde, pero siempre en horarios diferentes, ya que el factor sorpresa puede resultar vital para sorprender a quienes desconocen la prohibición y efectúan quemas.
“Se trata de aproximadamente dos horas de vuelo y se recorren más o menos 400 kilómetros”, agregó el piloto.
EL TELEGRAFO POR LOS AIRES
El pasado miércoles, gracias a una autorización especial, un reportero gráfico de EL TELEGRAFO abordó el Cessna y efectuó el recorrido acompañado por los efectivos de Fuerza Aérea y por el jefe del Destacamento Local de Bomberos, subcomisario Walter Pérez. El patrullaje comenzó por el área de Fray Bentos y continuó por la zona de Guichón, desde donde la aeronave se dirigió hacia el Norte para sobrevolar Quebracho y luego emprender el regreso siguiendo el curso del río Uruguay.
A 200 kilómetros por hora y a una altura aproximada a los 1.800 metros, el viaje puede transformarse en una experiencia poco agradable para los principiantes.
“Los vuelos son ‘movidos’ porque hay turbulencias y sobre todo a la altura que volamos nosotros”, explicó Siqueira.
Una columna de humo elevándose desde la zona del arroyo Sacra hizo que el piloto acelerara la marcha para sobrevolar rápidamente el área del incendio. El subcomisario Pérez alertó al Destacamento y poco después una dotación comenzó a trabajar en el lugar, pero igualmente las llamas terminaron por consumir alrededor de 10 hectáreas de pastizales. La jornada se cerró con otros dos siniestros: uno en un aserradero de la zona Sureste y otro en las cercanías de Casa Blanca.
Los vuelos continuarán hasta mediados del mes de marzo. No obstante, las autoridades insisten en que de poco servirán los esfuerzos si no existe un compromiso de todos los ciudadanos por cumplir con la prohibición de efectuar quemas y fundamentalmente por actuar conforme al sentido común.