IGNACIO SCHNEIDER

Deportes | 27 Dic Más allá de la distancia, los futboleros sanduceros sufrieron a la par con aquella noticia que llegó desde México hace ya algunos meses: Ignacio Schneider, el ex jugador de Bella Vista, había sufrido un codazo durante un partido defendiendo a los Gallos Blancos de Querétaro, que no solo le cortaría la carrera futbolística sino que, lo que es peor, le provocaría la pérdida de uno de sus ojos.
El parte médico no era favorable si se tiene en cuenta que incluyó fractura de piso de la órbita, fractura medial, desprendimiento de retina, herida corneoescleral y pérdida de
cristalino.
Su ojo izquierdo estaba prácticamente destrozado, y los médicos aseguraban que si ya sería difícil salvarle el ojo, volver a patear la pelota sería imposible.
Schneider se sometió a tratamientos de todo tipo, fue intervenido en dos ocasiones, y poco a poco los galenos comenzaron a impresionarse con la recuperación del sanducero, basada fundamentalmente en las ganas de no rendirse, de pelearle a la vida contra todos los pronósticos. Y aquello de no volver a jugar comenzó a significar poner plazos, que cada vez se hicieron más cortos.
El pasado fin de semana llegó una nueva operación, esta vez un transplante de córnea. Dicen que fue el último paso. “Me ilusiona mucho el que pueda volver a este torneo y también que cierro los pronósticos de algunos doctores, que decían que no iba a volver a jugar al fútbol. Y en menos de seis meses vuelvo: voy a volver a jugar”, dijo Schneider a medios aztecas antes de someterse a este transplante.
Ya hace algún tiempo que el delantero entrena a la par de sus compañeros en el aspecto físico, pero todavía sin hacer fútbol. “Estaré dos semanas en reposo pero después volveré, a medida que los médicos me vayan dando permiso”, señaló tras la exitosa operación del fin de semana, tras la que pasó con algunas molestias. “Es normal, debo esperar que todo cicatrice y dentro de dos meses y medio volver a jugar. Mi próximo desafío es volver a jugar un partido oficial y salir adelante. Desde que ocurrió el accidente he tratado de ir fijando
metas. Después no sé si será otro título o el ascenso. Ojalá sea el
ascenso. Me las voy fijando conforme voy en el camino”, expresó.
Schenider pretendía dejar el DF para retornar a Querétaro para pasar las Fiestas, ya que se siente cómodo y respaldado en la ciudad en la que encontró un gran apoyo por parte del club, pero sobre todo de los hinchas de los Gallos, que sueñan con brindarle como homenaje el ascenso.
Mientras el sanducero se repone y sueña en el futuro, los medios aztecas aseguran que “el mundo está a punto de presenciar uno de los mayores milagros médicos en la historia del deporte profesional”. Para Schneider, seguro que no hubo mejor regalo de Navidad.