Opinion | 23 Dic Como es tradicional, durante los días previos a las fiestas y motivado también por la inyección de dinero que representa para el mercado local el aguinaldo de los trabajadores, aumenta el movimiento en las zonas comerciales de la ciudad.
Esto comprende básicamente al centro, la avenida España y las grandes superficies comerciales existentes en la ciudad, zonas en las que también se incrementa el tránsito vehicular y peatonal.
Esto coincide con ciertos apuros que la mayoría tenemos en estas fechas. Entrar a un comercio o un supermercado a hacer compras requiere su tiempo y todo el mundo quiere hacerlo lo más rápido posible. Eso es entendible en épocas en que hay compromisos familiares, laborales y sociales que se ven aumentados y donde el ánimo se prepara al festejo.
Sin embargo, lo que no debería suceder --y sucede-- es que esos apuros se traducen en imprudencias en el tránsito cuando no en franco desacato a las normas básicas de circulación vial. Esto, sumado al aumento de movimiento en determinadas horas del día, puede generar más de un problema indeseado en el momento más inoportuno.
Hay quienes han optado en estos días por no dejar las compras de Nochebuena para último momento, justamente para no padecer el mal humor de largas colas, las esperas para ser atendido y los riesgos del tránsito.
Se trata de una decisión acertada que, por distintas cuestiones, no todos podemos llevar a cabo. Lo que sí deberíamos asegurarnos es ser más prudentes que nunca, especialmente en el tránsito.
Dejar de usar el casco porque hace calor no solo es una infracción a la Ley de Tránsito, sino un gran riesgo. Y lo mismo podría decirse en cuanto a intentar ganarle a la luz del semáforo o los adelantamientos incorrectos, entre otras conductas infractoras y riesgosas que cualquiera puede observar en las calles por estos días en que la presencia de los inspectores no parece suficiente para ordenar el caos del tránsito.
Más que nunca deberíamos aplicar por estos días la máxima de ir despacio si tenemos prisa. Mejor esperar cinco minutos y llegar a casa que una imprudencia o descuido que pueda perjudicar y perjudicarnos.