Paysandú, Sábado 03 de Enero de 2009
Locales | 31 Dic Unos 250 niños de barrios como “La Chapita”, “Curupí” y de otras zonas de la ciudad, acudieron este año a los denominados Faroles Comunitarios, en el marco de un proyecto municipal de inclusión social, del que participan varias direcciones y secretarías así como aproximadamente 30 técnicos. También acudieron unos 50 adultos mayores y 60 madres, en tanto está previsto para 2009 la instrumentación de dos nuevos proyectos financiados por el programa ART y a través de la Cooperación Italiana.
La coordinadora de Promoción Social, Adriana Imperial, recordó que los Faroles Comunitarios representan “un proyecto nuevo” y “un proceso en construcción”, al que la comuna apostará “con mucho más fuerza” a partir de 2009. El cometido original de estos espacios –agregó- fue constituir centros “de educación no curricular” en diferentes barrios, a través de “un trabajo interdisciplinario” desarrollado por técnicos de las diferentes direcciones municipales.
“Es un proyecto interdisciplinario pero a la vez interdirecciones”, explicó. Participan en la iniciativa las direcciones municipales de Cultura, Promoción Social y Descentralización, así como las secretarías de Deportes, Familia, Género y Juventud.
Este trabajo –añadió Imperial- requirió un “aprendizaje” que no fue sencillo, dado que la estructura municipal no está diseñada para ejecutar “procesos de integración y de inclusión social”.
Los equipos que trabajan en los diferentes faroles se componen de maestros comunitarios (trabajan 30 horas semanales), profesores de Educación Física, talleristas de Cultura (percusión, canto, danzas, teatro, circo, plástica) y de funcionarios de servicio, quienes han desarrollado un estrecho vínculo con los niños y por tanto se constituyeron en referentes.
Además participa personal de Salud Comunitaria, dado que muchos merenderos funcionan junto a policlínicas y reciben cooperación de ASSE.
“La merienda también forma parte de la propuesta educativa”, aseguró Imperial.
Principales objetivos
Imperial reconoció que uno de los grandes objetivos del proyecto son los niños, ya que el fenómeno de la “infantilización de la pobreza” representa un hecho tangible, pero al mismo tiempo recordó que la idea también fue trascender esa meta original para luego, “paso a paso”, ir llegando a la familia.
“En algunos lugares se han ido conformando grupos de adultos mayores”, afirmó.
También en el marco de una búsqueda de equidad de género, conformaron grupos de mujeres, en donde –añadió- “se hacen actividades de integración, de recreación y también de aprendizaje”. No obstante insistió en que otro gran “desafío” sin concretar sigue siendo la conformación de grupos de adolescentes, pero aclaró que esto no significa que el equipo haya “claudicado” en este sentido.
Además señaló como otro “aspecto importante” del proyecto, la permanente “capacitación” de los integrantes del equipo, ya que el trabajo con determinados segmentos de la población plantea dificultades adicionales y requiere formación específica y una especial afinidad al trabajo en equipo.
Merendero Velódromo
El sitio donde el proyecto viene desarrollándose desde hace más tiempo es el Merendero del Velódromo y allí también se implementaron otros programas que fortalecieron su funcionamiento, como fue la enseñanza de artes circenses. Luego fueron incorporados al proyecto los barrios “La Chapita” y “Nueva York”, y a comienzos de 2008 ingresó “Curupí”, “Vista Hermosa” (a través del PP), “Chaplin” y finalmente el Barrio Norte.
El maestro Víctor Castro trabaja desde hace varios años en el Merendero del Velódromo y destacó el impacto que la enseñanza de artes circenses tuvo en los niños y adolescentes del barrio, quienes se involucraron activamente, participaron en encuentros nacionales y consiguieron el apoyo necesario para diseñar su propio vestuario.
Imperial insistió en que si bien se trata de educación “no formal”, quienes acuden para recibir una merienda también deben asumir el “compromiso” de involucrarse a las actividades del Farol, dado que ya existen políticas de alimentación instrumentadas por el Estado y el cometido de este proyecto es diferente.
“No hay más meriendas sin contenido”, afirmó. Asimismo adelantó la instrumentación de otros dos proyectos. Uno de ellos --de movilizadores barriales-- financiado por el Programa ART de apoyo a los gobiernos locales y otro que se ejecutará con fondos de la Cooperación Italiana, referido a la prevención de la violencia y la inseguridad en los barrios marginales.
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