HISTORIA: 1899

Locales | 03 Ene El cronista de “El Obrero” prosigue relatando:
“Los antedichos, munidos de sus respectivas localidades se dirigían a tomar asiento en la platea, donde, por inadvertencia, un asistente había ocupado una silla que a ellos les correspondía. Esto fue suficiente para que recibiera un fuerte chubasco de groseras palabras, propio tan solo de personas indecentes y obscenas”.
“Intervino un tercero y manifiesta que esa equivocación era dispensable y que por lo tanto no había lugar para armar aquel batuque. Mas, sus buenos oficios fueron recibidos con insolencias y desafíos y ¡Cátate ahí!... Todos salen a la calle con intención de vapulearse, cuando interviene la autoridad y dirime el incidente a satisfacción de todos”.
“Mientras tanto la concurrencia comentaba con dureza el incidente, ofendida por la inmoralidad de los provocadores”.
“Luego se levantó el telón y este suceso pasó sin más trámites”.
“Terminada la función, aquellos ilustres se dirigieron al Café de Borotra. Allí completaron la borrachera y provocaron al director de un diario local y a otros señores que se encontraban presentes, en términos descomedidos y audaces. Uno de los insultados se proponía castigar el insulto cuando el dueño de casa y otra persona se pusieron al medio”.
“Esto sucedía dentro. Veamos afuera: uno de los de la cuadrilla, el más compadrito, había encontrado en la calle a la persona con quien salieron provocados del teatro, por la cuestión de la silla y lo quiso tomar a golpes con un puño de fierro o cosa así, pero el otro que no era manco le plantó un trompazo haciéndolo rodar en tierra”.
“En esto llega la autoridad y marcha con todos a la oficina, dándose fin a aquella faena vergonzante”.
“Se nos informa que cuatro de los bochincheros abonaron diez pesos de multa cada uno”.
“Ahí tienen ustedes a unos jóvenes que quieren ser decentes”.
“¡Que los peinen! Argos".