Opinion | 12 Ene El empresario Juan López Mena, propietario de Buquebus, confirmó que a partir de mayo comenzará a operar una nueva línea aérea regional, un mes después de arribado su primer avión que formará parte de la incipiente flota de una empresa cuya denominación será BQB.
La firma comprará dos aviones de fabricación francesa, a razón de 18 millones de dólares cada uno. El primero estará en el país en abril y el segundo en setiembre. También construirá una nueva terminal en la costa oeste de Montevideo, pues el empresario argumentó que “el turismo en Uruguay se duplicará en los próximos años, por lo cual se debe estar preparado”.
Mientras tanto, Pluna continúa dando pérdidas. A pesar de contar con el Estado como socio, Pluna no logra tomar vuelo. En diciembre se anunció una recapitalización de 12 millones de dólares, aportados en proporción al paquete accionario de cada socio, es decir, 9 millones de la empresa concesionaria Leadgate y 3 del Estado uruguayo. Pasados los 18 meses de esta recapitalización, si estiman necesario, repetirán la operación con un aporte de otros 12 millones.
Pero la primera línea uruguaya de navegación aérea también carece de ideas. Y López Mena le inició una demanda de reparación civil por considerar que la aerolínea le robó su proyecto para desarrollar vuelos regionales, usando las prerrogativas que le confiere el Estado de conocer los proyectos que ingresen a la Dirección Nacional de Aviación Civil.
Si un privado hará una importante inversión quiere decir que el negocio es rentable. Sin embargo, Pluna no logra ser un negocio rentable y el Estado --es decir, todos los uruguayos, sus dueños-- seguimos calladitos la boca dejando que nos saquen los fondos para sustentarla.
¿Mala administración? ¿Malos negocios? ¿Falta de visión o de buenas decisiones? Esto es lo que sucede cada vez que el Estado se pone de empresario. Pasan los años y la constante es una aerolínea de bandera uruguaya con serios problemas y ninguna ganancia.