Paysandú, Viernes 16 de Enero de 2009

Creatividad para actuar ante la inflación

Opinion | 12 Ene Según el ministro de Economía y Finanzas, Álvaro García, el gobierno puede ser “muy creativo” para lograr abatir los precios al consumo, que no han acompasado la caída en los valores internacionales de las materias primas y en diciembre tuvieron un empuje muy significativo, siguiendo la tendencia anual.
Le tomamos la palabra al secretario de Estado, desde que por cierto se necesita creatividad para no recurrir a remedios que pueden ser peores que la enfermedad, cuando se llega a la tentación de toquetear precios administrativamente, sobre todo cuando estamos en año electoral y los costos políticos puede ser decisivos.
El ministro indicó que la inflación es uno de los temas que más preocupa al gobierno, y explicó que “estamos evaluando qué precios de commodities que se fueron para arriba y ahora están yendo para bajo --aunque sobre de los precios históricos-- no se están viendo reflejados a nivel interno”.
Consideró García --en lo que tiene razón-- que los precios tienen un comportamiento rígido a la baja y que debe analizarse el tema en una mesa con los empresarios de la cadena de producción y comercialización, para detectar por dónde pasa el nudo gordiano.
Es cierto, en un escenario de libre mercado y expectativas, a veces la sola mención de que un producto ha elevado su cotización internacional dispara mecanismos que hacen que casi automáticamente esa suba se traslade a lo interno, cuando el producto en cuestión ha sido adquirido al valor anterior y se esgrima que el aumento atiende al costo de la reposición.
Pero lamentablemente el sistema no funciona a la inversa, lo que denota que hay una ambivalencia determinante para que la inercia se de en un solo sentido, siempre en perjuicio del consumidor. Pero contrariamente a lo que se pregona desde el ámbito sindical y de algunos sectores de gobierno, el libre mercado se mejora con mayor transparencia y no con controles administrativos, que más o menos funcionan únicamente cuando se los aplica en forma muy transitoria y como medida de emergencia.
Felizmente el ministro entiende que las soluciones a estas cosas pasan por la detección de los mecanismos que distorsionan el mercado e intentar correctivos por la vía del diálogo con los formadores de precios. Y admitió en cuanto al tiempo en que tarda en trasladarse la rebaja, que en algunas cadenas “puede haber una cadencia razonable” porque “hay un cierto arrastre por el tiempo de producción y estocamiento, hasta que empiezan a aparecer productos con precios nuevos”.
El ministro se expresó contrario a la posibilidad de que el gobierno fije precios porque ello provoca distorsiones en la economía y se expresó en contra de la propuesta programática aprobada en el congreso de diciembre del Frente Amplio de crear organismos públicos --del estilo de los antiguos Servicio Oceanográfico y de Pesca SOYP y Frigorífico Nacional-- para que actúen como entes testigos en los mercados, un anacronismo de triste recuerdo para los uruguayos.
Alegó que eso podría generar una “superestructura” que “no es muy práctica”, por cuanto “es una buena expresión de deseos” que “no termina siendo una buena solución”, lo que en buen romance significa reconocer que hay voluntarismos basados en teorías absolutas que producen el efecto exactamente contrario cuando se procura llevarlas a la práctica.
En este caso se trata simplemente de reflotar viejos dogmas de la extrema izquierda, que reverdecieron en el congreso del Frente Amplio dominado por los sectores más militantes, y que formuló propuestas que llamarían a risa si no fuera porque alguien de buena fe podría tomarlas en serio.
En realidad, en una economía de mercado debe procurarse por todas las formas hacerla lo más transparente posible y fomentar la libre competencia, a la vez de aflojar la presión tributaria para abatir costos de funcionamiento de las empresas.
Pero claro, para poder aflojar esta presión tributaria se requiere que el Estado gaste menos, y ese es el tema que sigue soslayándose, sobre todo en año electoral, cuando todo se hace en función de la elección a la vista y además, todo indica que se nos vienen encima los coletazos de la crisis financiera.
En fin, mucho nos tememos que seguirá primando la tesis de “patear la pelota para adelante”, que tantos problemas nos ha traído, antes que la creatividad que promete el ministro y que a esta altura ya se hizo esperar demasiado.


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