Paysandú, Domingo 18 de Enero de 2009
Opinion | 16 Ene El reciente anuncio del ministro de Transporte y Obras Públicas, Víctor Rossi, confirmando la postergación por lo menos por un año de las obras de la empresa minera multinacional Río Tinto, en La Agraciada, Soriano, confirma trascendidos respecto a la suerte inmediata de ese proyecto, producto del cambio brusco del escenario mundial tras la crisis financiera.
Se trata de una iniciativa que ha despertado gran expectativa en nuestro país, sobre todo en el área de influencia de ese futuro puerto de acopio minero, teniendo en cuenta la magnitud de la inversión –de unos 320 millones de dólares-- y que además contemplaba que durante la construcción emplearía aproximadamente un millar de personas y otras 180 lo serían en forma permanente.
De acuerdo a lo comunicado verbalmente al secretario de Estado, se trata de una decisión de carácter global respecto a las inversiones, decidida por la casa matriz con sede en Londres, y que responde fundamentalmente a una abrupta caída en la demanda mundial, de acuerdo con la recesión en los países desarrollados, la reducción de los mercados y una retracción en las compras de China.
Por otro lado, todo indica que estaríamos ante una medida similar de la multinacional Ence respecto a su proyecto de instalar la planta de celulosa en Conchillas, desde que también se ha planteado una merma en la demanda internacional de celulosa, y además hay incertidumbre empresarial respecto a cómo evolucionará la situación internacional.
Es decir que nuestro país está recibiendo los coletazos de la crisis y ya ha sufrido envíos al seguro por desempleo debido a la suspensión de pedidos o postergaciones de compras de textiles, entre otros sectores afectados por la reversión del contexto mundial, mientras se mantiene el consumo interno por arrastre de la bonanza que se vivió en 2008.
En el caso concreto de Río Tinto, las inversiones de la multinacional van mucho más allá del puerto en La Agraciada, desde que el núcleo del proyecto es la ampliación de la mina en Corumbá, Brasil, que apunta a multiplicar por seis su actual producción de hierro. El instrumento fundamental del proyecto es la hidrovía de los ríos Paraguay, Paraná y Uruguay, por donde el mineral será trasladado en barcazas hasta La Agraciada, para su acopio y trasbordo a efectos de su exportación a Europa y principalmente a China.
Pero los grandes motores de la economía mundial han reducido su producción de acero y la consecuente demanda de hierro, lo que ha generado un efecto dominó que se ha traducido en compras de menores volúmenes de hierro, el descenso de su cotización internacional y un reordenamiento general de precios a la luz de la nueva realidad.
Estamos ante un verdadero “efecto mariposa” cuyas consecuencias son todavía imprevisibles en el corto y mediano plazo, pero no puede haber dudas respecto al carácter temporal de estas condiciones negativas, desde que la economía global se va a recuperar posiblemente mucho antes de lo que se piensa, tan pronto las expectativas tengan el giro positivo que se espera y se disipen las aprensiones que surgen de la retracción de los mercados.
En ese panorama todavía incierto hay elementos permanentes que solo sufrirán en parte las consecuencias en el corto plazo, como es el caso de la demanda de materias primas y las ventajas comparativas de la región para producirlas, lo que indica que la postergación de inversiones es un componente meramente coyuntural, aunque no por ello deben desestimarse sus causas inmediatas en países tan vulnerables el nuestro.
Por lo tanto las acciones deben apuntar a transitar de la mejor manera posible mientras se da el reacomodamiento de precios y tendencias por efectos de esta crisis, porque aún teniendo en cuenta que no saldremos indemnes del proceso, quedarán intactas las ventajas comparativas y el potencial productivo de la región para dar el salto cualitativo inmediato a la recomposición. Y el mineral de hierro deberá seguir saliendo del corazón de Bolivia y Brasil por la Hidrovía, de la misma forma que la soja y otras producciones, como así también retomará el alza la demanda de celulosa, por mencionar rubros que requieren de gran apoyo logístico e inversiones para el acceso a los mercados. Por suerte, pese a la situación comprometida, este diagnóstico no ha cambiado y todo indica que se mantendrá ante las crisis, porque tiene carácter estructural. Aún con nuestras limitaciones, aprovechemos el tiempo a nuestro favor, aunque lastimosamente hayamos perdido ya mucho.
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