Paysandú, Sábado 24 de Enero de 2009
Opinion | 22 Ene Recientemente evaluábamos en esta misma columna las flagrantes asimetrías que en materia de oportunidades existen entre Montevideo e Interior, y las escasas acciones desarrolladas por éste o cualquier otro gobierno nacional para revertir ese proceso, que data prácticamente de los albores de nuestra existencia, primero como colonia española y luego en nuestra vida independiente.
El centralismo es un mal crónico del Uruguay, acentuado por un sistema de gobierno unitario, que no contempla la vía federalista, en la que la autonomía regional permite encarar decisiones y acciones con un perfil prescindente de los dictados del poder central.
Pero como tenemos lo que tenemos, seguimos supeditados a las decisiones que se adoptan en y para Montevideo, para luego, si cuadra, trasladarlas al resto del país, como si estuviéramos ante una misma realidad, cuando en la práctica se trata de escenarios absolutamente distintos.
El Interior necesita por lo pronto inversiones que le permitan al menos frenar o atenuar el proceso de vaciamiento, por el cual los departamentos más lejanos de Montevideo pagan un duro precio por estar lejos de los servicios concentrados en la capital, tanto en lo que refiere a organismos del Estado como de gobierno, como asimismo en cuanto a logística exportadora.
Recientemente el gobierno divulgó cifras sobre proyectos de inversión referidos a diciembre último, por las que se da cuenta que la gran mayoría de proyectos se vuelca a Montevideo y su periferia, en tanto solo una pequeña parte se radica en el Interior. Peor aún, cuando hablamos de montos, la concentración en la capital cuadruplica a la que se da en el resto del país, y mucho más todavía si la referencia es a los departamentos ubicados al norte del río Negro. Y mientras en inversiones se da esta diferencia flagrante, nos va incluso mucho peor en el aspecto asistencial y concretamente en la salud pública: no existe ni siquiera un centro de medicina altamente especializada (IMAE) fuera de Montevideo. Por lo tanto, como los gobiernos anteriores, la actual administración y su Ministerio de Salud Pública han seguido dejando de lado al Interior, más allá de la retórica condescendiente hacia los reclamos de sus fuerzas vivas.
Uno de los centros de alta tecnología que necesita imperiosamente el Interior y sobre todo los departamentos más alejados de Montevideo, como el Litoral Norte, es un centro cardiovascular en Salto, como reclaman los departamentos de la región. Esta aspiración data de hace muchos años y recién tras arduas gestiones ante la ministra María Julia Muñoz, y ante el propio presidente Tabaré Vázquez, se logró que se encomendara al anterior titular de la Administración de los Servicios de Salud del Estado, Baltasar Aguilar, que se pusiera en marcha un estudio serio para instalar un centro en el vecino departamento.
Quiso la mala suerte que Aguilar renunciara a su cargo antes de fin de año y que por lo tanto esa dependencia quedara acéfala, hasta que hace pocas horas el doctor Félix González fuera impuesto en esas funciones por la referida secretaria de Estado.
Por supuesto, la trascendencia de esta iniciativa está por encima de quien desempeñe el cargo, y suponemos que estamos ante una decisión política de carácter ministerial que debería traducirse en hechos más temprano que tarde, siendo optimistas.
Y podremos ser optimistas pero no ingenuos, desde que sabemos como se procesan las cosas dentro del aparato estatal, donde una gigantesca e increíble burocracia pierde documentos, dilata los trámites y la informática de poco sirve cuando se cajonean carpetas y no hay mayor interés en promover algo.
Corresponde por lo tanto, sin poner en tela de juicio las prioridades que determine González para su gestión, que las fuerzas vivas salteñas y las de la región que respaldan plenamente la instalación de este IMAE, como seguramente también centros similares en Paysandú y otros departamentos, con carácter regional, transmitan directamente al nuevo titular de ASSE que la región aspira seriamente a que se cumpla la palabra empeñada.
Que es la de un gobierno y un ministerio más que la de la persona, para que por fin se pongan en marcha decididamente los estudios y mecanismos a fin de que el Litoral Norte pueda contar lo antes posible con el centro cardiovascular que le están debiendo desde hace tantos años.
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