Deportes | 19 Ene  Está lejos. En el Apertura quedó penúltima, con solo 3 puntos. En el acumulado prácticamente se despidió, al punto que la gran y única apuesta parece ser el Clausura. Pero analizando lo que ha mostrado hasta el momento la selección de Paysandú, está claro que acceder a la segunda ronda del Litoral Norte es más que complicado. Pero como dice el técnico Sergio Esquivel, tampoco imposible.
La falta de fútbol, de ideas claras, ha sido el común denominador de una selección que no ha hecho pie en el campeonato, y que quizá lo mejor que mostró (aunque a cuentagotas) fue en el clásico ante Salto, que perdió en forma increíble en el Estadio Artigas.
En defensa no se ha mostrado del todo firme, en la zona de volantes el pecado pasa quizá por no mantener una regularidad y no acoplarse en ataque con lo que puede aportar Píriz, mientras que en ofensiva todo pasa por obligar y no dar pelota por perdida.
Pero lo que falta en lo futbolístico sobra en actitud, y quedó en claro en los dos últimos partidos, cuando se rescató un punto en Tacuarembó con ocho jugadores, o con el gol logrado por Ernesto Laca para empatarle de visita a Rivera.
Y si bien está claro que con fuerza y actitud no se gana un partido, lo que ha quedado a la vista con los resultados, nadie puede apuntar con el dedo a este grupo de jugadores. Porque es un núcleo joven, inexperiente en la gran mayoría de los casos, al que de una u otra manera debe pesar vestir la Blanca en el pecho o hacerse fuerte ante selecciones experientes, con varios Litorales sobre sus espaldas.
En cambio este grupo las ha peleado aun sabiendo que no era candidato ni mucho menos. Porque en definitiva, nadie puede maltratar a un grupo de jugadores que ha dejado el alma en la cancha, que se ha brindado por entero en cada entrenamiento.
Y nadie puede maltratar a jugadores que, en su gran mayoría, no estaría hoy en una selección mayor de no haber sido por las desprolijidades dirigenciales que terminaron con la renuncia de toda una selección y cuerpo técnico designado en primera instancia, y que claramente delinearon cuál sería el futuro sanducero en el Litoral Norte.
Por eso, se puede desear más fútbol; se pueden esperar más ideas a la hora de tener la pelota en los pies; se puede desear jugar a algo más. Pero nadie puede darse el lujo de liquidar a un grupo que, pese a las grandes limitaciones, lo deja todo sin chaleco antibalas. STB