Paysandú, Domingo 25 de Enero de 2009
Locales | 25 Ene (Por Enrique Julio Sánchez, desde Estados Unidos) “Todos somos iguales, todos somos libres y todos tenemos el derecho de buscar nuestra propia felicidad”. Los alrededor de 2 millones de personas presentes en el Mall de Washington estallaron en encendidos aplausos después que el presidente Barack Obama expresara este pensamiento en su discurso inaugural, el pasado 20 de enero, el día en que un representante de una minoría e hijo de inmigrante de países pobres se convirtió en el cuadragésimo cuarto Presidente de los Estados Unidos de América.
Desde que asumió, un tsunami de entusiasmo y esperanza arrasa toda la nación, sin distinción entre demócratas y republicanos, blancos, negros, hispanos u otras etnias.
El presente está lleno de dificultades pero el futuro parece portador de bienestar, paz y felicidad. Y todo por obra y gracia de un solo hombre, que encarna las expectativas de una nación, que reencarna, sin proponérselo, al mismísimo John Fitzgerald Kennedy.
Para los latinos, especialmente, Obama puede ser el camino hacia la legalidad, hacia una vida a plena luz, hacia un futuro real, feliz y duradero.
La mismísima Casa Blanca, a través de su sitio de Internet, impulsa esas esperanzas desde que ha colocado el tema de Inmigración en la agenda presidencial, dividido en cinco puntos. La Administración Obama se propone crear fronteras seguras, con personal adicional y mayor tecnología en las fronteras y en los puntos de ingreso; mejorar el sistema migratorio, aumentando el número de inmigrantes legales residentes en el país, para mantener las familias unidas y poder satisfacer la demanda que los empleadores hoy no pueden completar; desalentar el ingreso ilegal de inmigrantes, castigando severamente a empleadores que los empleen; permitir salir de las sombras a los inmigrantes sin documentos que no tengan problemas con la Justicia pagando una multa, obligándolos a aprender inglés y enviándolos al final de la línea por su oportunidad para convertirse en ciudadanos; y ayudar al desarrollo económico y social de México para reducir la
inmigración de indocumentados.
Pero quizás lo más importante sea el hecho de que solamente en una oportunidad la Casa Blanca se refiere a inmigración “ilegal”, en tanto es notoria la preferencia a usar la denominación real de “inmigrantes indocumentados”. No existen seres humanos ilegales. Si inmigrantes que han ingresado ilegalmente a los Estados Unidos. Hoy por hoy muchos ciudadanos continúan atrapados en medio de una palabra de tremendo poder: ilegal. Y eso les impide ver la realidad. En estos días se discute en New Jersey la posibilidad de dar permisos de conducir a indocumentados, lo que en general es rechazado por el estadounidense medio, atrapado por el termino mal empleado de “ilegal”. Eso les impide ver no solamente la realidad -es una necesidad tener y usar un vehículo- sino también las ventajas que la medida traería, en el aumento de seguros del propio Estado (actualmente los indocumentados que han conseguido licencias de otros Estados también pagan seguro en esos lugares), el aumento de la recaudación de los municipios, la revitalizacion de la venta de vehículos y un control más efectivo de la población, con lugares reales de residencia.
La Administración Obama se enfrenta a feroces desafíos, en muy diversos planos. El potenciar la economía es sin dudas el más relevante, pero no lo es menos terminar la guerra en Irak, desmantelar Guantánamo (el compromiso es hacerlo en un año) y sacar de las sombras a once millones de personas y con su ayuda potenciar las áreas laborales que hoy los gringos no quieren desarrollar.
La realidad hispana es insoslayable. Nos llaman ilegales y aun así seguimos firmes, haciendo lo mejor para nosotros, nuestras familias y este país. Nos mantienen en las sombras y aun así nos levantamos cada día para cumplir la jornada laboral sin desmayos ni claudicaciones. No nos reconocen los derechos que una nación hecha por inmigrantes debería pero seguimos sin claudicaciones luchando por alcanzarlos.
Somos latinos, somos hispanos, somos tan legales como el que más. Solo falta la voluntad política para que todos seamos documentados, para que también esa diferencia entre inmigrantes con documentos y sin deje de ser una barrera que separa y en cierta forma clasifica. Obama es el nuevo Presidente. Su Administración es el nuevo amanecer,
El Sol se asoma en el firmamento. Déjenlo brillar. “En algún lugar/ dentro de algo hay una ráfaga de grandeza/ ¿Quién sabe lo que está delante en nuestras vidas?” (The flesh failures, Hair, 1968). Dejen, dejen que brille el sol. Que brille el sol.
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