Opinion | 21 Ene La ministra del Interior, Daisy Tourné, manifestó a la prensa capitalina que “lloró de rabia” por el uso y abuso que se hizo de la foto que publicara en su espacio en Facebook, donde aparece su rostro en la ducha. Se sintió herida y sorprendida por la repercusión pública de su inocente imagen tras la difusión radial en el programa humorístico “Malos pensamientos” del licenciado Petinatti, que luego fuera amplificado por casi todos los medios de comunicación nacional.
La enseñanza que le dejó este mal momento es que “algunos uruguayos tienen la mente retorcida” y reconoció que “¡soy una ingenua!”
Quizás lo más positivo del trance que le tocó vivir a la ministra, sea que finalmente reconoce su ingenuidad. Más allá del absurdo de jugar al internauta adolescente, lo más triste es que tal actitud no hace más que demostrar su escasa capacidad de percibir la realidad mientras vive un mundo virtual perdida en el ciberespacio. Estos errores de percepción no condicen con su cargo, que debería estar ocupado por alguien con los pies en la tierra en lugar de una maestra “ingenua” incapaz de entender a la sociedad.
En realidad los uruguayos ya sabíamos de su ingenuidad, manifiesta en su justificación casi patológica de la delincuencia que arrasa nuestro país, invirtiendo los papeles y poniendo al delincuente como víctima de la sociedad. Quizás por su propia ingenuidad buscó, desde que asumió, todas las formas de ocultar la realidad sobre un crecimiento de la delincuencia que hasta el más distraído percibía, a través de la crítica a los medios de comunicación “opositores”, hasta que los números demostraron su incongruencia y sus mismos compañeros políticos salieron a contradecirla. Y queremos creer que era impulsada por su “inocencia”, porque de otra forma debemos inferir que simplemente mentía y culpaba a la prensa de su incapacidad en el cargo. Y de ser así ya tendrían que haberle solicitado su renuncia.
Sin embargo en Internet no todo es negativo para Tourné, que encuentra también el respaldo de más de 3.000 “amigos” a su página web. También hay detractores, pero los “enemigos” no suman más de 1.500. Claro, habría que explicarle a la ministra que los uruguayos somos más de 3 millones, para que en su ingenuidad no se crea que el país se reduce a las firmas que recibe su blog. Aunque parezca infantil, no estaría de más que se lo hagan saber.
Con todos estos antecedentes, cabe la pregunta: ¿Es ella la persona indicada para estar al mando nada menos que del Ministerio del Interior? Si tres mil uruguayos lo dicen...