Locales | 23 Ene Ríos y arroyos, cañadas y pequeñas vertientes... Aunque la sequía se ha adueñado de gran parte de los territorios, la naturaleza se las ingenia para mantener ciertas reservas del vital elemento y, si bien algunos cauces se encuentran literalmente secos, existen cursos de agua que invitan a ser visitados.
Y con estas temperaturas ha resultado inevitable dedicar, al menos unos minutos, a un baño reparador. Resulta imposible no advertir la generosidad de un arroyo o un río, en un verano tan caliente como este, para no pensar en un chapuzón antes de seguir la marcha. Es que cruzar casi todos los días, de sur a norte y de este a oeste, los polvorientos caminos del departamento hacen necesaria una pequeña pausa y también, por qué no, cierta recompensa. Como para aliviar parte de las sofocantes jornadas de un enero que parece empecinado en dejar nuevos récords, cuando ya se consume la segunda quincena del mes. Esas pequeñas pausas nos permiten, además de refrescarnos, observar cómo la familia disfruta del contacto con la naturaleza, aprovechando de la tarde y ese sonido tan especial que solo el monte nos regala por esta época del año. Esos escenarios, a la vez nos desconectan de la rutina urbana y nos aseguran momentos de especial esparcimiento. Por suerte, la naturaleza de nuestro territorio es particularmente generosa y podemos disfrutarla sin límites. Ese instante, que parece prolongarse un poco más de la cuenta, es suficiente para reponer energías y continuar con nuestra tarea. Porque otro destino nos espera.