Opinion | 30 Ene En forma inesperada, pero seguramente con el tema de la sequía entre ceja y ceja y como elemento detonante, el presidente Tabaré Vázquez anunció que su gobierno tiene planes para una reformulación del modelo de producción agropecuaria, de forma de adaptarlo al cambio climático que se está dando en estos tiempos y que también tiene manifestación en el Uruguay, según el mandatario.
Vázquez, sin adelantar mayores detalles, anunció a través del diario “La República” que el gobierno replanteará la forma de producción y en corto plazo presentará una propuesta global, a la vez de subrayar que “hay que redefinir y ajustar qué cultivos, qué formas de producción hay y adoptarlas todas”.
El jefe de Estado parecía tener este as en la manga desde hace tiempo, es decir mucho antes de que se manifestara la acual sequía, teniendo en cuenta el tiempo que teóricamente debería insumir un estudio de esta magnitud, que apunta nada menos que a reformular la base de producción del país, y que por supuesto, una reconversión de esta magnitud no puede darse de la noche a la mañana, sin concienzudos estudios, estadísticas y datos fehacientes sobre la evolución real del clima, por encima de fenómenos coyunturales.
Pero en el Ministeriode Ganadería, Agricultura y Pesca, que debería ser –suponemos-- el eje de los estudios sobre este tema fundamental, y a la vez encarar plena convocatoria a los sectores interesados y protagonistas directos en los sectores productivos, hasta ahora poco y nada --sobre todo nada-- se sabe sobre el asunto, a juzgar por los frustrados intentos periodísticos que se han generado para obtener más información sobre el particular.
“No sabe, no contesta”, respondieron desde el citado ministerio cuando “El País” intentó consultar sobre el particular al ministro Ernesto Agazzi, mientras a la vez de excusarse de opinar, el subsecretario Andrés Berterreche dijo que una de las prioridades del secretario de Estado es impulsar “un plan estratégico para favorecer el correcto uso del agua” frente a la sequía, lo que aparece como una cosa muy diferente del enfoque global que había manifestado el mandatario.
Sin embargo, una fuente del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca aventuró opinar que en esta cartera “especulan” con que el planteo de Vázquez refiere al modelo de país productivo que se ha diseñado desde el comienzo de la gestión de José Mujica, en busca de una nueva matriz productiva, sin depender tanto de la ganadería o de la lechería cuando hay un problema climático, impulsando iniciativas como la caña de azúcar, el maní o los conejos.
Igualmente, la fuente no descartó que se trate de un proyecto que Vázquez aún no ha compartido con el ministerio, lo que sería realmente insólito, teniendo en cuenta que esta cartera debería ser la fuente de datos, evaluaciones y diseño de un cambio de esta envergadura, junto con la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, el Ministerio de Industria, Energía y Minería, así como Economía y Finanzas, entre otras áreas que deberían tener participación en el plan.
Esta apuesta a ganarle al cambio climático aparece como aventurada, si tenemos en cuenta que ni siquiera los expertos internacionales se han puesto de acuerdo hacia dónde va realmente el clima, y si el recalentamiento global de verdad existe, si llega para quedarse o será una manifestación temporal o reversible sobre parámetros que aún no han sido determinados.
Y salvo que el mandatario se haya hecho fervoroso partidario de la prédica del ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore sobre este tema, por ahora no se perciben elementos que aseguren que es preciso dar pasos inmediatos para que el país productivo se adapte a esos presuntos cambios, ganándole de mano a reputados científicos que todavía no se atreven a asegurar hacia dónde va el clima.
Lo que sí corresponde, y esperamos que por ahí pasen las elucubraciones del mandatario, es que desde ya se instrumenten acciones para facilitar créditos a largo plazo y otros estímulos a efectos de que el país tenga efectivamente una política de aguas, de forma de contar con respuestas a fenómenos como el actual, mejorando tecnologías y sistemas de riego, con reservas de agua proporcionadas a los requerimientos de los sectores productivos. No por ello hay que descartar estudios serios sobre reconversiones productivas, pero tampoco hay que proceder apresuradamente.