Paysandú, Domingo 01 de Febrero de 2009
Opinion | 28 Ene La inflación en los productos de alimentación es un factor de preocupación para el gobierno, cuyos integrantes han reafirmado una y otra vez que existe un elevado componente de especulación en la cadena de comercialización, teniendo en cuenta que lejos de reflejarse en la canasta familiar la caída del precio internacional de los commodities, en las góndolas de los supermercados y el comercio en general los artículos de primera necesidad se han mantenido en alza.
Fundamentalmente el Poder Ejecutivo está haciendo hincapié en el precio de la carne, al punto que representantes del gobierno han reunido una y otra vez a integrantes de la Cámara de la Industria Frigorífica y de la gremial de carniceros de Montevideo, para acordar mecanismos y medidas que puedan abatir el precio del producto al consumidor.
Así, un decreto autoriza por primera vez a faenar para el consumo ganado manufactura, es decir reses que no han alcanzado los niveles de engorde superiores. Según el gobierno, se logra por esta vía abastecer a los figoríficos de carne más barata, por tratarse de animales no terminados, y esta carne debería permitir bajar el costo de los cortes más económicos, al punto que según evalúan las autoridades del Instituto Nacional de Carnes, tanto el asado como la carne picada congelada ingresarán en breve al mercado a la mitad del precio actual, manejándose en este último caso un precio estimativo de entre 55 y 60 pesos el kilogramo.
El problema es que a nivel gubernamental, como ha ocurrido históricamente, se sigue debatiendo y considerando posibles alternativas para una realidad montevideana, cuando en el Interior el escenario es muy distinto y la experiencia indica que las “soluciones” no caminan al Norte del Santa Lucía. Pero por fin parece comprender el Poder Ejecutivo que lejos del invento del “asado del Pepe”, que más o menos apareció un tiempo y solo para Montevideo, la mesa familiar de los hogares de menores ingresos muy rara vez cuenta con la presencia del asado, y que en cambio es utilizada extensamente la carne picada, mucho más “rendidora” y adecuada a los requerimientos de estos hogares. Aún así, todavía está por verse si esta carne picada llegará en el volumen y fluidez que se requiere, y sobre todo si llegará al Interior, siempre el gran olvidado en estas “soluciones” montevideanas.
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