Paysandú, Viernes 06 de Febrero de 2009
Rurales | 03 Feb En el marco del Proyecto FPTA 254, que viene desarrollando el equipo liderado por el ingeniero agrónomo Gianni Bianchi en el establecimiento de Daniel Galliazzi (Ruta 31, kilómetro 107), departamento de Salto, fue presentado recientemente un informe de avances ante autoridades del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).
El trabajo de investigación se enfoca a la raza Finnish Landrace, considerada una raza prolífica y con resultados “por demás alentadores”, significó a EL TELEGRAFO, el citado profesional, integrante de la Cátedra de Ovinos y Lanas de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía.
Se trabajó sobre una superficie total de 1.900 hectáreas, con un área mejorada de 100 hectáreas de pradera de 2º año: Raygrass, Trébol blanco y Lotus corniculatus (0,05 % de la superficie total).
El establecimiento está ubicado sobre suelos típicos de basalto, trabajando actualmente con 7.800 lanares, 630 vacunos (100 terneros). La carga animal es de 4,1 cabezas de ovinos/há y 0,30 cabezas de vacuno/há (aproximadamente 1,1 UG/há).
Bianchi establece que “los corderos machos media sangre Finnish Landrace, generados --por la eventual práctica-- de introducir la raza en determinados sistemas de producción con el propósito de utilizar las hembras F1 resultantes como madres en sistemas de cruzamiento terminal, e hipotéticamente mejorar significativamente los kilos de cordero embarcados/oveja servida, no serían un ‘problema’ desde el punto de vista de su comercialización como corderos pesados”.
Por el contrario, “los resultados obtenidos hasta el momento, sugerían que podría transformarse en una excelente oportunidad para producir un cordero súper pesado y magro, “engrosando” así la lista de las pocas razas existentes en el país de lana blanca, rápido crecimiento y terminación a pesos muy elevados”.
En este sentido, partiendo de más de 700 corderos machos nacidos en los primeros días de mayo, con una edad de 7 meses, condiciones de alimentación lejos de ser las más adecuadas, y con una tasa mellicera cercana al 25%, “se comercializó el 50% de los corderos cruza frente a apenas el 17% de los Merino Australiano puro, en idénticas condiciones de alimentación, manejo y sanidad”.
Del producto total comercializado, “los corderos cruza Finnish superaron a sus contemporáneos Merino Australiano puro, en 3 kilos sobre la base de casi 38 kilos peso vivo en estancia, que se transformaron en casi 2 kilos, pero sobre la base de 16 kilos de peso de canal fría en frigorífico (producto del mayor rendimiento en segunda balanza de aquellos, más de 2 puntos porcentuales), presentando mejor terminación, conformación y dimensiones del músculo Longissimus dorsi”.
Desde el punto de vista de la calidad de carne y para las variables analizadas (pH, terneza y pérdidas por cocción), “no se encontraron diferencias entre los biotipos estudiados, mostrando todos los rasgos estudiados valores más que satisfactorios, sobre todo en terneza”.
Gianni Bianchi agrega que “hacia el interior de las razas evaluadas y a pesar de que se sacrificaron relativamente pocos corderos/carnero, los registros para muchas de las variables analizadas corroboran la conocida variabilidad que es dable esperar para rasgos vinculados a la producción de carne. Sugiere las posibilidades de selección ciertas, de llevarse adelante Programas de Mejora Genética que definitivamente incorporen algunos de estos rasgos en los índices de selección utilizados”.
El diseño del experimento permitió comparar durante las etapas más críticas del ciclo productivo del cordero (último tercio de gestación y primeras etapas de lactancia), el desempeño de ambos biotipos en “diferentes” ambientes (pastizal nativo vs pradera convencional). “Encontraron mayores diferencias entre uno y otro tipo de corderos, conforme mejoraban las condiciones ambientales, sugiriendo la presencia de interacción genotipo-ambiente de orden y no jerárquica”.
En efecto, cuando se conjugan las “mejores” condiciones, vale decir, “solo machos y mellizos, las diferencias entre biotipos aumentan y se logra embarcar casi el 80% de los corderos cruza frente a no más del 38% de los corderos puros”.
Por último, los resultados demuestran que --independientemente del biotipo analizado--, “los mellizos, en relativamente buenas condiciones de alimentación (sobre todo en momentos críticos), lejos de ser un problema se transforma en una fortaleza. Esto es indispensable en cualquier sistema que pretenda maximizar los ingresos por carne ovina de calidad”, establece el técnico de la EEMAC.
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