Paysandú, Viernes 06 de Febrero de 2009
Locales | 04 Feb Las diez escuelas sanduceras afectadas al programa de Verano Educativo están trabajando “bien” y con una importante presencia de los niños, “que es mayor que la de años anteriores y hay más compromiso de los padres en enviarlos”, según afirmó a EL TELEGRAFO la inspectora Estela Mareque, responsable del programa en Paysandú.
Especificó que las escuelas del departamento “tienen un promedio de 120 niños”, aunque en los casos de Piedras Coloradas y Guichón no llegan a ser 80 alumnos.
En cuanto a la regularidad de la asistencia, la inspectora indicó que al comienzo del programa se alcanzó un compromiso con los padres para que no tomaran el programa como una guardería, sino como un complemento educativo, y manden a sus hijos. “Hemos llegado a recibir certificados médicos porque algún niño faltó por enfermedad”, señaló como muestra de la aceptación que hubo del acuerdo previo. Recordó que en años anteriores “era más abierto, entraban un día y al otro no, y no se notaba mucho el trabajo educativo. Este año tenemos otras metas”, explicó. También expresó que “en acuerdo de inspectores se resolvió que no era un programa para que los niños fueran solamente a almorzar, sino que estuvieran en toda la jornada formativa”. Reconoció que en otros departamentos sí aceptan niños solamente para el almuerzo.
Con respecto al trabajo, explicó que “es una tarea desde el 7 de enero al 13 de febrero, para trabajar en profundidad y que no sea una guardería, que los niños estén apoyados y reciban una educación integral, no solo de conocimientos sino también social, integrando algunas normas de comportamiento con una propuesta lúdica”.
Consultada sobre la situación de los padres en relación al programa y si los envían porque trabajan o no pueden tenerlos en casa, o hay familias que no tengan actividad laboral, observó que “hay de todo. También hay padres que los mandan porque lo toman como una experiencia recreativa y formativa, aunque no tengan necesidad urgente de mandarlo. Eso es saludable, porque la interacción de distintas vivencias que aportan los distintos hogares es importante”.
DILUIR VISIóN ASISTENCIALISTA
Para la inspectora, desde la escuela “se quiere diluir esa visión asistencialista del verano. Tiene de eso, pero queremos apuntar al verano educativo como tal, una experiencia formativa y que el niño sea abordado en su totalidad como persona”.
También reconoció que en el programa “hubo un crecimiento importante, y que permite muchas lecturas. Hay mayor cantidad de inscriptos, mayor asistencia regular y mayor demanda”.
“Hubo gente que quedó en lista de espera”, afirmó. Entre las distintas lecturas que mencionó la docente, están “una valoración de la experiencia o una necesidad social”. En cuanto a cómo se manejó la lista de espera, “se respetó el orden de la gente que se había inscripto en noviembre y diciembre”.
“Después se acordó con los padres que tres faltas consecutivas sin jusitificación, ameritaba que el niño quedara afuera para llamar a quien estaba en la lista de espera, y por orden de llegada”. Con respecto al trabajo de los docentes, manifestó que “eso es todo un tema, pero como los maestros somos muy creativos a la hora de manejar grupos, y además el equipo de atención a los niños está conformado por el director, dos maestros, dos profesores, uno de educación física y otro de danza o manualidades, por lo que cada uno tiene a su cargo de 25 a 30 niños con jornadas rotativas para que los niños pasen por distintas propuestas”.
Por otra parte, “las escuelas tienen rubros con destino a material fungible y también salidas didácticas -además de cubrir la alimentación- por lo que el director puede comprar algo que necesite para los juegos” o lo que haga falta.
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