Paysandú, Lunes 09 de Febrero de 2009
Locales | 08 Feb “Ahora tenemos miedo de sentarnos en el frente por la tardecita”, dijo Walter González, cuando EL TELEGRAFO acudió en busca de su testimonio sobre el impacto de bala que recibió la semana pasada.
Tiene 47 años y vive en Bulevar Artigas y Purificación, junto a su esposa, dos hijos --de 23 y 19 años-- y su suegra, en tanto en la vivienda lindera reside su madre. La familia tiene su casa allí desde hace 39 años. Siempre se sintieron tranquilos y seguros hasta que el pasado 27 de enero, cuando se disponía a descansar, una bala perdida atravesó la persiana de su dormitorio e impactó en su cráneo. De inmediato todo fue caos, fue intervenido quirúrgicamente y se recupera en su domicilio. Sin embargo, aunque hay varios sospechosos, desconoce quién fue el autor del disparo y teme que la situación pueda repetirse.
“Hace dos meses uno de los tiros había impactado en el frente de la casa, desprendiendo un fragmento de ladrillo sobre la puerta”, indicó González a EL TELEGRAFO señalando el sitio donde la bala golpeó. Recordó que su hija estaba sentada en el umbral y que “el susto la dejó blanca”. Esta vez el proyectil ingresó a su casa e impactó en su cabeza. “Yo no me lo tomo como una cuestión personal, entiendo que no es una cosa premeditada contra mí porque en el período entre un impacto y otro las detonaciones se han escuchado casi todos los días y nosotros estuvimos tranquilos”, reflexionó González. Agregó que esa misma noche se oyeron por lo menos 20 disparos más. “El frente de mi casa tiene siete metros, si los veinte tiros fueran dirigidos a mí por lo menos tendrían que haber pegado cuatro o cinco en el frente y el único que pegó fue el que atravesó la ventana”, indicó.
Cuando terminó el
partido de basquetbol
Eran las 11.45 aproximadamente del martes 27 de enero y el matrimonio ya se había acostado. “Mi señora dormía y yo escuchaba la radio. Me gusta mucho el básquetbol, estaba jugando Paysandú Básquetbol Club. Como ganó seguí escuchando los comentarios. Mientras, los tiros se escuchaban hacía rato, pero como es habitual no le presté ninguna atención”, comenzó relatando González.
Al finalizar el programa radial se incorporó para dejar la radio sobre la repisa ubicada a los pies de la cama. “En el preciso momento en el que voy pasando frente a la ventana el balazo me dio en la cabeza. Sucedió que al atravesar la persiana de madera la bala se dividió en dos y me hizo dos orificios”, dijo, recreando la situación.
Entonces despertó a su esposa. “Se llevó un gran susto. Le dije ‘prendé la luz, que me pegaron un tiro’. Enseguida se levantó. Yo traté de llegar al teléfono y alcancé a llamar a la cochería donde trabajo para que viniera la ambulancia y después perdí el conocimiento. Ya después llegó mi hijo y no me acuerdo de más nada”, relató el hombre.
Puntualizó que algunos comentarios difundidos indujeron a confusiones. “Decían que yo estaba mirando hacia afuera pero es claro que si hubiera estado mirando hacia afuera el tiro me da en el pecho, porque es a esa altura que me da el orificio por donde ingresó la bala”, argumentó.
¿Quién fue? A raíz del episodio se concretaron varios allanamientos policiales en viviendas del vecino barrio Río Uruguay. Allí se recuperaron diversos elementos hurtados y armas pero el procedimiento judicial no ha alcanzado la identificación de quien efectuó el disparo. “Para nosotros es importante que hayan encontrado cosas robadas en los allanamientos y que muchas personas recuperaran sus pertenencias, sin embargo lo de él quedó en nada. ¿Si lo hubieran matado?”, se pregunta la esposa de González.
“Quiero que se resuelva, no quiero esperar a que me lastimen un hijo o que alguien termine muerto”, sentenció con determinación el propio damnificado.
Coincidió con su esposa en que resulta gratificante el hecho de que muchas personas hayan recuperado elementos hurtados. “Los allanamientos realizados por la policía fueron en busca del arma del que salió el disparo que terminó en mi cabeza. Siempre fueron detrás del caso y estoy encantado de que las personas hayan recuperado sus cosas, me motiva que haya menos armas, sin embargo sigo esperando que se aclare lo mío”, afirmó.
González comentó que hay otros vecinos que han recibido impactos de bala en sus casas o vehículos pero temen hacerlo público. “Ellos no lo dicen por miedo o no quieren tener problemas. Creo que si todos nos unimos vamos a poder estar más tranquilos”.
Los balazos provienen diariamente desde viviendas del barrio Río Uruguay, sin embargo enfatizó que “allí viven 104 familias y la mayoría de las personas son gente trabajadora e incluso muchos de ellos se han interesado por mi salud consultando a otros vecinos o llamando directamente por teléfono”.
Apoyo
Como siempre sucede en circunstancias adversas, la solidaridad de mucha gente se destaca. En ese sentido, González manifestó que son muchas las personas que se han preocupado por lo sucedido y citó ex compañeros de trabajo de Sanitaria Paysandú, “retirados y personal en actividad porque también soy jubilado militar e integrantes de la cooperativa CACCSOE” y los funcionarios de la Cochería San José, donde trabaja actualmente. Destacó fundamentalmente “el trato profesional y humano” de los funcionarios de la Seccional Primera y del personal de Radiopatrulla de la Policía sanducera, también el servicio de Comepa y el equipo de Cirugía del Sanatorio Modelo.
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