Opinion | 05 Feb Luego de las lluvias caídas en los últimos días, que eran esperadas con ansiedad en el agro, se complicó la situación relativa a la proliferación de mosquitos y preocupa a las autoridades sanduceras, puesto que en lo que va del año se han encontrado numerosos focos con larvas del mosquito transmisor del dengue.
Durante casi toda la semana pasada no fue posible realizar las actividades habituales de lucha contra este vector debido a las precipitaciones, que vinieron muy bien a los mosquitos dando tiempo suficiente para que en condiciones favorables de humedad y temperatura, eclosionaran dando paso a nuevas generaciones de insectos.
Uruguay sigue siendo todavía un país libre de dengue, enfermedad que está presente en cambio en los países limítrofes y varios de la región. Y la que ha dado en los últimos años ha sido, casi, una pelea en solitario.
En este sentido, vale la pena preguntarse hasta cuándo estaremos libres de esa enfermedad si tenemos en cuenta que afecta a poblaciones del Sur de Brasil y Paraguay y el Norte Argentino donde las medidas de control resultan insuficientes o inexistentes.
La tropicalización del clima hacia el Sur y la presencia en el país del mosquito aedes aegypti indica que es altamente probable que en cualquier momento el dengue esté entre nosotros a pesar de las medidas de prevención y vigilancia entomológica.
El mosquito aedes aegypti, trasmisor del dengue, es un insecto fundamentalmente urbano que crece en recipientes de paredes rígidas con agua aún en muy pequeña cantidad. Por eso, es necesario que la población urbana sea permanente aliado en el combate al vector y resulta inminente ante la actual coyuntura exhortar una vez más a la población a limpiar fondos y patios, eliminando todos aquellos objetos que sean innecesarios y puedan acumular agua, así como a tapar aquellos tanques que sean usados para acumularla para diferentes tareas.
Algo tan sencillo como eso ha sido crucial y ha permitido que hasta el momento el dengue no esté entre nosotros. Para quienes felizmente no hemos tenido la nefasta experiencia de vivir el impacto de esta enfermedad en la sociedad, economía y salud de la gente, esta convocatoria puede sonar hueca. No es sencillo formar conciencia para luchar contra lo que no se conoce directamente. Sin embargo, basta con una información mínima a través de cualquier medio de comunicación para enterarse que se trata de una enfermedad peligrosa y sumamente contagiosa. La enfermedad no está entre nosotros; el bichito que la transmite sí. Y a él es a quien hay que atacar entre todos.