Historia: 1917

Locales | 09 Feb La “Reseña Histórica” del programa de la temporada que comenzara el 14 de julio de 1917 concluye expresando, en relación al hoy “Florencio Sánchez”:
“Consecuente con su lema, Progreso vuelve a la vida, tras ruda labor y períodos escabrosos sufridos en la ruta. Sus propietarios señores Verecundo Pedoja, César Fraschini, Eugenio M. Sacarello y Ambrosio Guidali, han juzgado necesaria su reforma como obra imprescindible del pueblo, y lo han conseguido”.
“Fruto de concienzuda labor fueron los planos de los señores arquitectos Jacobo Vázquez Varela y Daniel Rocco, que atendieron del embellecimiento, ensanche y adaptación moderna del antiguo edificio, para ofrecer en la actualidad un conjunto admirable de confort, solidez y arte, que mucho honra la pericia de los mencionados señores”.
“El Café anexo, escenario desmontable, adaptación para circo ecuestre, instalaciones, distribución, etc., todo fue problema de minuciosos estudios por su director de obra Don Eugenio Sacarello”.
“Colaboradores en sus distintos ramos fueron, durante su restauración los señores: Arelno Hnos., como constructores; Juan Bignone, en yesería y adornos; Camerotta Hnos, por herrería general; Francisco Laurenzo, carpintería; Bartolo Civelli, mueblaje y tapizado; José Piaggio, pinturas; Juan Piantini, escenografía; Pascual Barrios, sillería; Catani G. Sprinzio, marmolería; Marmori y Costa, pintura, habiéndose adquirido artefactos de las casas: Asaretto Hnos., Pinard, Coster y Cía., Francisco Fracciones y Cía, de Buenos Aires; Bianchi, González, etc, de Montevideo, además de muchas otras que los detalles de la ejecución obligaron a ello”.
“Con su inauguración, nuestro Progreso de hoy vuelve a la vida, para acoger una vez más en su segunda etapa, los ecos sonoros de privilegiadas voces, congregando selecto público, amante de lo bello, en torneos agradables de solaz y arte, formando hábitos educativos de buena sociedad”.
“La Compañía de Opera Italiana que dirige nuestro conterráneo Don Angel Mazzei, y a quién cupo el honor de inaugurar Progreso restaurado, será la inicial de una nueva parábola luminosa, que en la constelación de la vida teatral deberá seguirse hasta su infalible apogeo”.