ESCRIBE EL DR. RODOLFO CANABAL

Locales | 10 Feb Hace muchos años, más precisamente decenios, que los servicios ferroviarios nacionales se encuentran en un estado de funcionamiento deficiente, después de un también prolongado y progresivo  proceso de deterioro, que se inició cuando aún eran en su mayoría  propiedad de las empresas británicas que durante la segunda mitad del siglo XIX realizaron la importante inversión para implantarlos, y que hasta mediados del siglo XX los administraron y explotaron.
En esta columna ya se ha expresado que los gobiernos uruguayos que actuaron durante la primera mitad del siglo anterior, hasta  la fecha en que las empresas pasaron al dominio público,  siguieron una política equivocada al respecto, porque por considerar que se trataba de empresas imperialistas, les  aplicaron políticas que limitaron progresiva y severamente  sus utilidades. Entonces, paralelamente las llevaron a no  realizar, por razones financieras, una adecuada tarea de mantenimiento. Ello determinó que vías y material rodante no estuvieran en óptimas condiciones cuando se operó su transferencia al dominio estatal. A ello se agregó que, cuando muy tardíamente, los gobiernos del país advirtieron cabalmente  la importancia de los servicios ferroviarios  y la necesidad  de su uso para el transporte de ciertos tipos de cargas, para no afectar el mantenimiento adecuado de las carreteras, el deterioro de tales servicios ya era irreversible.
 Tal situación  dio lugar,  afortunadamente, a que por fin  se advirtiera la indispensable necesidad de contar con adecuados servicios ferroviarios y a que finalmente los poderes públicos pusieran en ejecución medidas tendientes a la recuperación de los servicios. Entre ellas,  las orientadas a la reparación de 751  kilómetros de vías,  parcialmente  en trámite de licitación pública.
Paralelamente AFE, según hace pocos días trascendió, convino con una fábrica foránea de cerveza el  traslado de un importante volumen de cebada (60.000 toneladas) desde Paysandú hasta Rivera-Livramento, desde donde seguirá por vía terrestre, en camiones, hacia el interior de Brasil.
Tal convenio significará un importante ingreso financiero al ente ferroviario, que se entiende será de aproximadamente U$S 500.000, en circunstancias en que está en marcha su plan de reconversión que busca devolverle el necesario grado de eficacia como medio de transporte de grandes cargas.
Sin embargo, tal emprendimiento ha sido impugnado por camioneros uruguayos, que sostienen que el acuerdo sería perjudicial para nuestro país, porque tal volumen de transporte ferroviario tiene la contrapartida de  que unos dos mil viajes de camiones no los realizarían camioneros uruguayos. A ello agregan que los camiones que se utilizaran en el traslado de esa carga no regresarían vacíos, lo cual aumenta la pérdida del respectivo sector uruguayo.
La impugnación que surge de lo  expuesto evidencia  poco explicable  olvido de las  elementales reglas que son de  aplicación en el desenvolvimiento del mercado, cuando este se ajusta a un normal funcionamiento, al margen de normas de las llamadas “dirigistas”;  vale decir, se reitera, cuando se desenvuelve normal y naturalmente.
Si, como se ha señalado muchas veces, el restablecimiento de adecuados servicios ferroviarios es normal y funciona en forma adecuada; si ello es deseable, por ser necesario que tales servicios existan,  especialmente  para  su empleo en  el transporte de volúmenes grandes y también para  los muy pesados; si,  una vez alcanzado el equilibrio entre los distintos medios, ello ha de tener incidencia favorable sobre la actividad de todos los  medios de transporte,  lo que ha de generar el restablecimiento de normales servicios ferroviarios es una equilibrada y normal competencia.
Por tanto, en circunstancias en que se espera que llegue a su fin cuanto antes el proceso tendiente a la rehabilitación de los servicios de AFE,  se ha entendido pertinente formular las precisiones precedentes ante los conceptos adversos que se glosan sobre la contratación por AFE de servicios de transporte de importante volumen de  carga hacia Rivera–Livramento. Vale decir, precisamente uno de los tipos de carga que justifica el uso del transporte ferroviario.