Paysandú, Jueves 12 de Febrero de 2009
Locales | 08 Feb (Por Enrique Julio Sánchez, desde Estados Unidos). Friday the 13th (usualmente traducida como Martes 13 en mercados hispanos) versión 2009 acaba de estrenarse a lo largo y ancho de los Estados Unidos. No es una secuela de la serie de películas protagonizadas por el sicópata de la máscara de hockey, Jason Voorhees --Jason para los enemigos-- sino lo que aquí se llama un “reboot”, un relanzamiento a partir de la serie de personajes creados en 1980 para el filme original, dirigido por Sean S. Cunningham.
En el, un grupo de jóvenes despreocupados, abiertos al sexo y las drogas, se interna en el tristemente célebre campamento Crystal Lake, adonde Jason cometió la original serie de asesinatos. Alejados de la civilización, son presa fácil del asesino, que -otra vez- desparrama sangre por todos lados.
Alejados, en el medio de la nada. El sitio preferido por las películas de terror. Cuando miraba películas de terror en el querido Cine Club Paysandú, o en el Glucksmann Palace, siempre pensaba que era un tonto lugar común de los guionistas del género situar sus historias en alejados campos de verano o en casas levantadas en el medio de la nada.
¿Quien iba a vivir en esas condiciones? Y sin embargo, la realidad es bien parecida a la que muestran esas películas. Al menos en el norte de New Jersey. Los gringos, cuando pueden, buscan alejarse de los centros poblados, del ruido, del infernal tránsito. Y se refugian en pequeños barrios, en lujosas residencias levantadas en extensos terrenos, rodeados de árboles. Mientras los gringos se radican cada vez más lejos del ruido de las
ciudades, los hispanos se afincan en estas, aprovechando que el alquiler es más barato.
En realidad, son comunidades muy tranquilas, pero bien pueden desencadenar tragedias como las que muestran las películas de terror, que en verdad exponen una manera de vivir muy gringa, en grandes residencias con enormes ventanales, rodeadas de extensos parques que en primavera y verano se convierten en hermosos jardines, con piscina y a veces hasta con predios deportivos.
Por supuesto, no todos tienen los ingresos necesarios para poder residir en esos sitios. Para los gringos de ingresos medios -y los hispanos de buenos ingresos-, cerca de las ciudades hay barrios de apartamentos donde viven cientos de personas. Pero el “downtown”, es decir el centro de las ciudades, en general, es ocupado por los hispanos. Los alquileres son más baratos, las casas son más grandes y eso permite subarrendar cuartos. Así que los que recién llegan, los mexicanos que vienen en primavera y se van a fin de año y en general quienes no tienen vehículo propio y dependen del escaso transporte público, encuentran facilidades en vivir en esos sitios.
Aunque, precisamente, fácil no es vivir en estos días en este país del Primer Mundo, donde en enero pasado se perdieron casi 600.000 puestos de trabajo. Esto eleva a más de dos millones el total de pérdidas laborales, que golpea especialmente al género masculino, pues el 82% de las pérdidas laborales han dejado sin trabajo a hombres, quienes mayoritariamente se desempeñaban en la construcción y la economía, los dos sectores más golpeados por la crisis económica.
La crisis es real y omnipresente, pero también los analistas destacan que el miedo se ha apoderado de la mayoría de los ejecutivos de las principales empresas, que rápidamente han comenzado a reducir sus plantillas de empleados como manera de prepararse para “algo peor” por venir.
Hasta los propios Estados están tomando este tipo de medidas. California, la octava economía del mundo, ha ordenado que 200.000 empleados públicos, el 90% de la fuerza laboral estatal, tomen dos viernes libres cada mes, sin goce de sueldo.
El presidente Obama, en tanto, lucha ardorosamente con el Senado para que este le apruebe los 780 mil millones de dólares para poner en marcha la segunda “operación rescate”. Parece que finalmente conseguirá su propósito, pero le está costando más de lo estimado inicialmente. Por ahora, su única victoria ha sido lograr que el legislativo retrase el comienzo de la era de la televisión digital, prevista inicialmente para el 17 de febrero venidero y ahora retrasada para junio.
La transformación digital, si bien es un gran avance para la televisión hogareña, es una demanda de las fuerzas armadas estadounidenses, que necesitan limpiar el espectro radioeléctrico para fines militares. La transmisión digital necesita de menor presencia en
el espectro y logra mejores resultados. Pero, como tantas cosas en la historia de la vida humana, el progreso está de nuevo conectado a las necesidades militares. Porque aunque el país esta en recesión y avanza la crisis, no se puede descuidar el asunto de la seguridad nacional. Será por eso que las fuerzas armadas están recibiendo un número sin precedente de solicitudes de empleo.
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