Opinion | 07 Feb Durante una reunión con integrantes de la Agrupación de Gobierno del Frente Amplio, la ministra del Interior, Daisy Tourné, a la vez de mostrar preocupación por la creciente violencia, admitió que la seguridad será tema protagónico de la campaña electoral y que será criticada por la oposición. “Me van a tirar con una bazuca y me voy a defender con una bazuca”, sentenció, desafiante.
La secretaria de Estado manifestó “preocupación” porque los arrebatos son cometidos principalmente por niños y adolescentes, pero a la vez planteó la necesidad de encarar el combate a la violencia en forma integral y no solo con represión, en tanto también mostró preocupación por la situación de las cárceles, aunque no tiene un proyecto concreto al respecto.
Tourné ha trasladado de antemano a intereses políticos y a un tema puramente de imagen el motivo de que va ser objeto de cuestionamiento en la campaña preelectoral, cuando en realidad este escenario se viene arrastrando desde hace mucho tiempo y se ha agravado en el presente gobierno, por omisión y políticas condescendientes que empezaron con su antecesor José Díaz y siguieron con la resistencia de la actual ministra a reconocer que no estamos ante una “sensación térmica” ni a una maniobra de la oposición, sino ante una dura realidad que corroe las entrañas de una sociedad que sigue inerme ante la delincuencia.
Y la ministra no puede lamentarse ahora de los ataques con “bazuca”, a los que va a contestar con una bazuca, como si no tuviera responsabilidad en mucho de lo que pasa, aunque naturalmente esa no sea su intención, sino que pasa por su visión, compartida por amplios sectores del gobierno, de que “todos somos culpables de lo que pasa” y que la sociedad está pagando las culpas de haber marginado durante muchos años a los que ahora se toman revancha con robos, arrebatos, agresiones, y vandalismo, entre otros actos de violencia.
Es decir, que al manifestar que debe responderse en forma integral a la delincuencia, lo que por cierto debe compartirse para lograr soluciones a mediano y largo plazo, está sacándose el lazo, porque soslaya su omisión en cuanto a la respuesta inmediata que necesita la población, que pasa por un lado por una adecuación de las leyes, por una Policía más eficaz y con mayor número de efectivos, para prevención pero también para reepresión, en lugar de buscar excusas para salir del paso y atribuir intenciones aviesas a quienes la critican.