Opinion | 14 Feb Aunque estemos acostumbrados a que pase año a año, los sanduceros no deberíamos dejar de tener presente el agudo contraste entre las 20.000 o 30.000 personas que están viviendo a pleno el verano en la vecina ciudad de Colón, y que por estos días además esta corriente se ve potenciada por la celebración de la Fiesta de la Artesanía, un acontecimiento ya tradicional y que genera un atractivo adicional a la zona.
Mientras tanto, por estos lares seguimos en la misma mediocridad de siempre, sin poder revertir una imagen muy pálida en cuanto al aprovechamiento del potencial turístico, sobre todo teniendo en cuenta ejemplos cercanos de desarrollo, tanto en lo que refiere a la explotación de las costas sobre el río Uruguay como de los complejos termales.
Así, mientras Colón duplica o triplica su población durante el verano, nuestros hermanos salteños captan prácticamente el 70 por ciento del turismo termal del Litoral, que en realidad es bidepartamental y se divide solo entre los complejos privados y municipales de Paysandú y Salto.
Sin ir más lejos, Paysandú ha sido dejado de lado en la ruta aérea que se ha otorgado al operador privado Buquebus, en un hecho más que pone de relieve que prácticamente no existimos como destino turístico, y que año a año “perdemos rueda” en la región, porque la brecha se hace más ostensible, en lugar de estrecharse.
Recientemente se ha acordado una acción de promoción recíproca entre Colón y Paysandú, con las expectativas puestas, de este lado, en generar una corriente de visitantes ocasionales durante el verano desde la vecina orilla, para que conozcan nuestras playas, en las que se aprovecha hasta el último minuto de sol, debido a su ubicación frente al oeste, además de utilizar la oferta gastronómica y paseos de esta zona.
Pero en realidad es todavía un trabajo muy incipiente, en tanto pesa gravosamente una falta de mentalidad turística que no pasa solo por el déficit en infraestructura, sino en que se sigue apostando a un horario comercial y de servicios acotado a los horarios normales de trabajo, cuando por ejemplo en Colón “todo” abre hasta altas horas de la noche y así se genera una vida nocturna deslumbrante para quienes venimos de este lado.
Aquí tenemos vigente, naturalmente, el viejo dilema del huevo y la gallina ¿no hay esta oferta en Paysandú porque no hay visitantes, o no hay visitantes porque no hay oferta?
Pues la única forma de saberlo es tener la iniciativa de promover un cambio de mentalidad, empezando por este aspecto comercial, ente otros, lo que solo puede canalizarse mediante un movimiento liderado por la Intendencia Departamental, el Centro Comercial y operadores turtísticos, para ver hasta donde podemos llegar y sacudirnos el negativo statu quo sanducero.