Paysandú, Lunes 16 de Febrero de 2009
Locales | 13 Feb De acuerdo a las cifras oficiales del Banco de Previsión Social, en el marco de la aplicación del decreto 65/2009 que abrió el “corralito” y permite el cambio de institución de asistencia médica proporcionada por el Fonasa, al miércoles 11 de febrero en curso sumaban 8.917 personas en total en todo el país. Un caudal muy escaso si tenemos en cuenta que solamente las instituciones de asistencia médica colectiva (IAMC) sumaban, en todo el país y al mes de octubre de 2008, un total de 1.261.512 beneficiarios.
Estos cambios voluntarios comprenden a trabajadores, obviamente personas mayores de 18 años con más de diez años de antigüedad en el sistema mutual, así como a sus hijos menores (por ejemplo, aquellos que por haber vencido el plazo inicial de 30 días para registrarlos en una determinada institución de preferencia fueron afiliados de oficio en ASSE). En la primera semana de vigencia de este régimen temporal -se extiende solamente hasta el 27 de febrero en curso- en Paysandú la proporción de modificaciones era favorable en 4 a 1 a la institución de asistencia médica colectiva, lo que en números concretos significó: la opción de 59 personas de pasar a Comepa y 14 de buscar nueva cobertura, de las cuales 4 fueron a ASSE y 10 solicitaron el cambio a nivel de instituciones de asistencia médica colectiva de otros departamentos por problemas de radicación.
Pico de afiliados en agosto
En agosto de 2008 se produjo el pico de afiliados en Comepa, con un total de 56.859 personas, 40.660 cubiertas por el Fonasa y 16.198 individuales y colectivos. Según se publicó en la página web del MSP, la estadística de afiliados a las IAMC en octubre de 2008 ubicaba a la institución sanducera en el octavo lugar a nivel nacional y en el segundo en el Interior, solamente superada por Amecom, de Maldonado, con 68.072 personas.
De todas formas la cantidad de afiliados es variable y actualmente tiene una tendencia descendente, lo que se adjudica a la zafralidad de los interesados (los picos máximos se dan entre abril y noviembre) en su mayoría trabajadores del citrus y los arándanos. Esto explica por qué ya en noviembre de 2008 se registraban 55.250 afiliados y en enero del corriente 2009 se contabilizaron 54.800 (ver gráfica). La situación refleja también las dificultades planteadas a sectores importantes como el forestal, cuero y lana, sumadas a las que provoca la sequía en la agropecuaria en general.
Ello se avizora como una de las complicaciones posibles para lo que resta del año 2009, tocando de lleno la zafralidad, si tenemos en cuenta que la falta de agua afectó seriamente la floración citrícola, pudiéndose prever por tanto que caiga la producción de fruta y, consecuentemente, la ocupación de mano de obra contratada.
Mayores ingresos
son por cuota
En las instituciones de asistencia médica colectiva el mayor ingreso proviene de las cuotas mensuales, ya sean pagadas por el Fondo Nacional de Salud como por los afiliados individuales que -como se aprecia en la estadística apenas superan el 30 por ciento del total- con mucho menor incidencia de recaudación por tiques y órdenes e incluso por venta de servicio de salud a terceros, entre los cuales las prestaciones solicitadas por el MSP. Esto explica que dada la mayor cantidad de afiliados -por ejemplo- que al año fiscal (octubre 2007-setiembre 2008, tal como se toma en la institución) se le considerara bueno desde el punto de vista económico, pero con la particularidad de resultados muy favorables en los primeros meses de funcionamiento del SNIS, para comenzarse un proceso de deterioro a partir de julio al punto de verificarse -desde agosto y con la única excepción del mes de octubre- resultados negativos.
Comepa es una institución sin fines de lucro, por lo que toda rentabilidad es reinvertida en favor de los afiliados: en la actualidad ella se destina a obras, dado que la “sobrecuota de inversión” desde la existencia del Fonasa solamente la pagan los afiliados individuales, por lo que se ha reducido notoriamente, según manifestaron los directivos. Una explicación posible a ese movimiento ascendente y su sostenimiento se da en un hecho: el nivel etario cubierto primeranente por el Fonasa no demandó servicios en forma inmediata, lo que -empero- luego sí comienza a requerirse en forma paulatina. Sumado a un invierno 2008 que no tuvo temperaturas muy bajas ni fue marco para enfermedades estacionales que ampliaran la solicitud de atención médica (así como eventualmente) la internación sanatorial. Los ingresos de Comepa, actualmente, se dan: 80 por ciento por concepto de cuotas (mensualidad de Fonasa y afiliados individuales), 10 por ciento por tasas moderadoras (tiques y órdenes) y 10 por ciento por venta de servicios que son las prestaciones a privados, otras IAMC de la región, pacientes del MSP y otros. A modo de ejemplo, la cápita básica fijada por el Fondo Nacional de Salud es de $454,07 y corresponde a hombres de 20 a 44 años y mujeres entre 5 y 14 años, los cuales constituyen el 32 por ciento del total cubierto por esa vía. Debe recordarse que las cuotas que se pagan son diferenciales, acorde a un análisis de riesgo, para niños, jóvenes y adultos, así como por sexo.
Costos suben pero no bajan
De acuerdo a la mayor cantidad, evidente y comprobada, de afiliados que se registra en Comepa se debió aumentar el número de funcionarios médicos y no médicos: de 199 médicos en 2007 se pasó a 215 en 2008, así como de 714 funcionarios no médicos a los 797 actuales.
Simultáneamente se tuvo que invertir en la Internación Pediátrica (U$S300.000) ya inaugurada en el Sanatorio Modelo y casi el doble de esa cantidad (U$S600.000 aproximadamente) en el Servicio de Urgencias que ocupará la parte sur del ex sanatorio sobre la calle Colón y Montecaseros. A ello se tiene que sumar un monto aproximado a los U$S280.000 en nuevo equipamiento necesario para la atención y diagnóstico en distintas especialidades médicas.
Si bien se consultó sobre la variación del “costo-paciente” previo y posterior al aumento de afiliados tras la vigencia del Fondo Nacional de Salud, ello no fue posible de obtener dado que en un solo año no es posible realizar esa variante de la paramétrica.
Una de las explicaciones dadas por fuentes oficiales de la institución es que los costos en los servicios de salud suben pero luego se instalan en forma casi que definitiva. Son requeridos por la mayor demanda, pero al bajar la cantidad de afiliados no es posible cesar recursos humanos, restar infraestructura o desprenderse de equipamiento médico.
Aseguraron que la calidad de la atención al afiliado no se ha resentido. Por el contrario, demandó ajustar la infraestructura general a la nueva masa de afiliados y ese esquema se mantiene.
El descenso de afiliados que se registra y que no deja de preocupar y se monitorea especialmente en este mes de febrero cuyas cifras surgirán en los próximos días, confirma que ese fundamental componente de todo servicio de salud no tiene por qué verse afectado.
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