Opinion | 16 Feb Vidrios rotos, rejas forzadas, graffitis en las paredes, basura, ratas muertas en el andén y cartones que indican que hay personas sin hogar durmiendo allí. El deterioro exterior solamente es superado por el estado interior. Ese es el paisaje que se puede observar al visitar la Estación Central de trenes “General José Artigas”, hermoso edificio montevideano.
Hoy el majestuoso edificio, concebido por el ingeniero italiano Luis Andreoni e inaugurado en 1897, agoniza. De nada sirve su condición de monumento histórico nacional. Aunque parezca una broma, el edificio figura en las guías turísticas y arquitectónicas de Montevideo.
Según el Grupo de Pasajeros en Defensa de la Estación Central como Terminal de Trenes, debido al abandono de la Estación Central, el 1º de marzo de 2003 los servicios de trenes de la línea Montevideo-25 de Agosto perdieron más de 100.000 pasajeros y se restó capacidad al ferrocarril para operar con los trenes de carga que se dirigen al puerto. Desde fines de octubre de 2008 se trabaja en la reparación de las vías de la playa de maniobras de la estación con vistas a volver a utilizarla para el tráfico ferroviario.
La Estación Central fue adquirida por el Banco Hipotecario en 1999 para la realización de un proyecto inmobiliario -el Plan Fénix- que no tuvo en cuenta los argumentos técnicos en contra de la clausura de la terminal ferroviaria y terminó en fracaso. Ante esto, el Grupo de Pasajeros presentó al gobierno en 1998 un proyecto alternativo, compatibilizando la operativa ferroviaria con un atractivo turístico. Pero sus propuestas no han sido escuchadas.
Samuel Rachdi, un especialista suizo en ferrocarriles e integrante de dos organizaciones europeas, visitó recientemente la Estación Central y su impresión fue de tristeza. Pero mantiene la esperanza en que Uruguay cambie su política de transporte y entienda que el futuro del transporte público “es sin dudas el ferrocarril”.
Sumado al mal estado del edificio, ahora el actual gobierno proyecta una playa de maniobras ubicada entre la estación y la Torre de las Telecomunicaciones, destinada al acopio transitorio de contenedores del Puerto de Montevideo. A pesar del proyecto, la ministra de Educación y Cultura, María Simon, se atrevió a decir en la Comisión Permanente que el predio donde está la Estación Central “sigue siendo patrimonio histórico nacional”.
Las idas y venidas en torno a la Estación Central demuestran que pasan los años -y las diferentes administraciones- y los uruguayos continuamos sin valorar el patrimonio histórico. Incluso teniendo un día específico que celebra el patrimonio. Demostramos que no apreciamos la arquitectura, que además de resultar de gran valor para los habitantes de la capital y los uruguayos que están de paso, es un atractivo turístico no explotado.