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Paysandú, Jueves 19 de Febrero de 2009

Reclaman bitumen y terminación de varias obras de la zona noreste

Locales | 13 Feb Vecinos del barrio Bajo Chaplin, ubicado en la zona de Grito de Asencio y Felipe Argentó entre Proyectada 46 e Instrucciones del Año XIII, expresaron a EL TELEGRAFO su gran preocupación. A más de un año de haber quedado inconclusos los trabajos por la quiebra de la empresa adjudicataria de las obras del PIAI (Programa Integración de Asentamientos Irregulares), los residentes en la zona siguen sin contar con saneamiento, falta de iluminación, trabajos sin terminar de la plazoleta interna, bomba de saneamiento, así como en algunas viviendas, en tanto por lo menos unos doscientos metros de calles están sin terminar, lo que genera serias dificultades para el acceso cuando se registran lluvias.
Pero el problema más serio que enfrentan es el de la acumulación de aguas servidas estancadas y bocas de tormenta tapadas, debido a que todavía están utilizando pozos negros al no terminarse las obras de saneamiento. Es así que en la alcantarilla de Grito de Asencio y Proyectada 46 se depositan residuos cloacales, basura y desechos vegetales que en esta época del año despiden olor nauseabundo en una amplia zona.
Uno de los vecinos destacó a EL TELEGRAFO que “lamentablemente, esta situación se arrastra desde hace más de un año y tenemos que la empresa adjudicataria dio quiebra, y si bien las autoridades municipales, incluyendo al intendente Julio Pintos así como el director general de Obras Marco García, indicaron que la situación se iba a solucionar cuando se arreglaran los aspectos legales, todavía estamos esperando que se hagan los trabajos pendientes”.
De acuerdo con lo señalado por las familias afectadas, la empresa dejó el trabajo sin terminar de un proyecto que comprendió la construcción de viviendas nuevas, la reconstrucción y mejoras de otras existentes en el lugar, así como cordón cuneta, la construcción de una plazoleta interna e instalación del saneamiento e iluminación.
La plazoleta está sin terminar, al igual que algunas viviendas, por lo que varias familias optaron por ocuparlas igualmente para evitar que los vándalos, en general menores, destrozaran las instalaciones y robaran elementos de las construcciones.
Precisamente en el caso de las viviendas de las familias que no ocuparon, se ha constatado que han robado hasta aberturas y destrozado vidrios y otras instalaciones, en tanto se siguen utilizando los pozos negros.
Desbordes de pozos negros
Uno de los problemas radica en que al tratarse de una zona baja, cuando llueve los pozos se inundan y se desbordan, porque se agrava el problema de la disposición de las aguas servidas, que salen a la superficie y generan serios problemas de higiene en el barrio.
Acotaron que cuando ocurren estos desbordes, los vecinos deben reunirse para requerir el servicio de barométrica “y que hagan todos los pozos en el viaje, pero seguimos así desde hace meses, con serios problemas de higiene en toda la zona”, precisaron. Agregaron que también han recibido aportes de la Intendencia en materiales para terminar obras del saneamiento y otros arreglos en viviendas, “pero lo que queremos es que venga la empresa que se encargue de terminar las obras, porque es un lindo proyecto pero de la forma en que se está encarando todas las ilusiones que teníamos se nos han ido al suelo, porque las calles son un desastre, no tenemos iluminación, hay vandalismo, el saneamiento no funciona y encima tenemos problemas graves de inseguridad, porque se suceden robos y nunca aparecen los culpables”, agregaron. “También están destrozando lo que no pueden robar, como es el caso del cielorraso de la policlínica, vidrios y ventanas”, subrayaron.
Cerdos en baldío
Mientras, en el terreno de enfrente donde se han construido dos viviendas de madera, tras el loteo por el propietario, “un chanchero lanza sus animales en el bañado, lo que es una amenaza y un problema adicional de higiene”.
“Lo hemos denunciado a la Intendencia, pero todo sigue igual”, señalaron. Indicaron que falta una buena canalización del sangrador que forma parte del arroyo La Curtiembre, para evitar que las aguas se extiendan y afecten amplias zonas, lo que ocasiona proliferación de alimañas, incluyendo víboras, además de insectos y ratas.


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